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~Ángeles~

Nombre: Alfonso
Avatar: Indar Isaiah Smith
Enfermedad Psicológica: Trastorno límite de la personalidad
Historia: Los primeros años de vida de Alfonso fueron un caos. Su nacimiento se llevó la vida de su madre y, en consecuencia, su padre tomó la decisión más sencilla de su vida: deshacerse del fruto de aquel fatídico día.

A los seis años fue adoptado por una familia blanca, adinerada y conservadora. Creció bajo la sombra de un padre ausente, junto a una hermana y una madre que atribuían cualquier acto infantil a su color de piel.

Alfonso estuvo años soportando el menosprecio de su madre, el asco de su hermana y los gritos de su padre.
Le enseñaron a odiar su negritud, hasta el punto de justificar y comprender el acoso que recibía cada día en la escuela, en el instituto y en la calle.

Eventualmente encontró una tienda de música y, con el dinero que llevaba años ahorrando, se compró la flauta travesera más barata que encontró. Pensaba que, si aprendía a tocar, podría alegrar a quienes le rodeaban y, así, servir para algo más que para molestar.
Decidió que sorprendería a su familia, por lo que estuvo medio año practicando en secreto, yendo al sitio más apartado de la ciudad a practicar durante horas. Había conseguido una meta y un camino, por lo que todo estaba bien.

Como él esperaba que pasaría, su madre empezó a hacer preguntas. No preguntó antes por falta de interés, y porque él escondía la flauta en el sitio donde practicaba.
A pesar de eso, las preguntas no paraban. "¿Adónde vas todos los días? ¿Te crees que eso es un hotel? ¿Acaso estás viendo a alguien? Sabes que tienes que avisar, si quieres salir de casa ." Él aún quería mejorar un poco más, quería impresionarles todavía más, así que nunca respondía.

Los días pasaron, y las preguntas cesaron. Alfonso volvió a salir para practicar, pues no preveía ningún peligro.
Por haberse confiado no supo que su hermana le seguía, y no vio venir cuando, una vez armada la flauta, ella apareció por detrás, se la quitó y, con una frialdad extrema –que en ese punto ya no le sorprendía– la partió en dos golpeándola contra el suelo.

Alfonso no pudo aguantar el lloro. Lágrimas de culpa bañaban su rostro. Lo único que podía hacer era pedir perdón, disculparse por haber sido tan necio, por no haber escuchado y por haber hecho lo que él quería.

Los meses pasaron, su estado empeoró, y se le negó ayuda profesional. Por eso, poco después de cumplir los dieciocho años, su mente se quebró llegando así a Wishville.

Especie: Ángel
Edad: 18 años
Bando: (Definido por user)
Fecha de entrada a Wishville: 28/11/2017

Nombre: Graham Hunter
Avatar: Lucas Till
Enfermedad Psicológica: Depresión
Historia: La tragedia en su familia llegó a temprana edad, con poco menos de diez años su melliza y él perdieron a sus padres, ellos por poco tampoco lo llegan a contar cuando un incendio arrasó con todo. Solo fue un accidente, pero su hermana en cuanto supo que aquel simple encendedor fue el culpable, todo explotó, fueron los propios policías los que les dieron la noticia y fue frente a ellos donde ambos perdieron el control, no tardaron en separarlos.
Su hermana fue directa a un psiquiátrico, con tan solo diez años, y él no tardó mucho más, solo un par de meses en el orfanato y supieron que el muchacho sufría de una grave depresión, que le ocasionó ser ingresado en otro hospital, diferente al de su hermana.

Los años pasaron, la ayuda de los médicos para que socializara con los demás niños y adolescentes no daban frutos, y al final la soledad se hizo dueña de su ser. No aguantaba más, odiaba aquel lugar, quería a sus padres con él, a su hermana, deseaba sobretodo estar con ella, que el malestar pasase. Se dejó caer en la cama de aquella blanca habitación y mientras una lágrima de deslizaba por su mejilla su mente llegó al límite, abriéndole las puertas a Wishville, donde podría estar con ella, con Adah. (Ver ficha en Atrapasueños.)

Especie: Ángel
Edad: 18 años
Bando: (Definido por user)
Fecha de entrada a Wishville: (Definida por user)

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Nombre: Andrew
Apodo: Drew
Avatar: Ben Hardy
Enfermedad Psicológica: Narcolepsia
Historia: Atleta desde que tiene uso de razón, Drew es un chico apuesto que peca de humildad y que su vida se basa en el deporte. Hijo de madre soltera, acaba de empezar a cursar la universidad precisamente gracias a una beca deportiva, se centra mucho en sus estudios aunque siempre ha sacado buenas notas, intenta encontrar tiempo para todo. Cuando solo llevaba unos meses de clase algo empezó a ir mal, todo ocurrió cuando un día de entrenamiento cayó al suelo de repente, su entrenador y compañeros pensaron que era un desmayo y en el médico le hicieron pruebas, pero todo estaba en orden. La cosa siguió, se quedaba dormido en clase, aunque solo fuese unos minutos y nadie llegaba a darse cuenta. Las tardes las pasaba dormido y por tanto las noches con los estudios, entre preocupado y desesperado. No aguantó mucho el estrés y de nuevo acabó durmiéndose en clase, cayendo de la silla y llamando la atención de todo el mundo, aunque al principio sus compañeros se preocuparon, las risas no se hicieron esperar al escucharle dormir.

​Tras aquello el médico le diagnosticó narcolepsia, sería peligroso seguir con los deportes hasta que se acostumbrase a los medicamentos, los estimulantes estarían a la orden del día en su vida. El estrés siguió, si no volvía al atletismo le quitarían la beca para dársela a otro chico, y su madre no podía permitirse pagarle la universidad, y si él trabajase tendría menos tiempo, incluso para dormir, y de nuevo la narcolepsia se agravaría más de lo que ya estaba. Una noche que no conseguía dormir ante el último estimulante se hartó, lanzó el libro al suelo y se tumbó en la cama, la incertidumbre, el dolor de no poder seguir con su vida con lo bien que iba, su madre...solo le estaba ocasionando disgustos, era una molestia. Su mente se quebró, él ya no podría correr libre aquí, siempre con los medicamentos, siempre con la presión, las miradas. Su respuesta fue Wishville, donde unas alas blancas brotaron de su espalda, dándole la libertad que ansiaba.

Especie: Ángel
Edad: 18 años
Bando: (Definido por user)
Fecha de entrada a Wishville: 12/09/2011

Nombre: Julianne Hoffmann
Avatar: Acacia Brinley
Enfermedad Psicológica: Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)
Historia: Todo comienza a finales de 2009, cuando la chica tan sólo tenía 14 años. Su vida era relativamente normal hasta aquella noche. Se acuesta. Al día siguiente tiene un examen, y algo más que ella aún no sabe. Lo que tiene es un problema, un trastorno, algo que le impide respirar.

En silencio, las doce de la noche, sin saber por qué, comienza a contar. 1... 2... 3... No sabe por qué lo hace y tampoco le da importancia alguna. De pronto empieza a sentir ansiedad, ¡No puede parar de contar! Son las tres de la mañana y los números se agolpan en su cabeza, se amontonan, nublan su vista y entrecortan su respiración. Pensamientos negativos comienzan a invadir su mente. Esto le da una vuelta de tuerca a todo, de ahí en adelante, este tipo de pensamientos le acompañan siempre.
[...]
Tomaba la sexta taza de café de la tarde, tenian que ser seis, porque el siete era un número impar, y los números impares hacían que la chica sintiera inseguridad. Su madre, fallecida, su padre, es un psiquiátrico fuera del país, y ella, sola en aquella moqueta aterciopelada, mientras sentía cómo se consumía, cómo su miedo era aún mayor que sus pensamientos, el miedo se apoderaba de ella, su mente se bloqueaba y sus piernas flaqueaban. Intentó levantarse con torpeza, pero tal era el peso de su miedo, y tantos pájaros tenía en la cabeza que sus piernas fallaron de nuevo, haciéndola caer sobre la moqueta otra vez. Todo estaba oscuro, sin vida, sin un ápice de sol. Hasta que abrió sus ojos, visualizando la nueva estancia temerosa. Una fortaleza, largas colinas, aguas cristalinas. ¿Sería éste el cielo y ella acababa de morir?, era lo que ahora nublaba su mente. Notó como su espalda parecía llevar una carga nueva. Giró su cadera con lentitud, observando unas grandes alas blancas, que parecían las plumas de una almohada al romperse. Sonrió, notando cómo su cuerpo se llenaba de felicidad, cómo aquel mundo la hacía sentir en paz.
Entró por la puerta amurallada, notando de nuevo aquel tirón en su espalda, se giró cómo anteriormente y observó que ahora sus blanquecinas alas ahora eran de un color grisaceo claro, y sin mirar de nuevo hacia atrás emprendió camino, saludando a su ahora nueva vida.

Especie: Ángel
Edad: 22 años
Bando: (Definido por user)
Fecha de entrada a Wishville: (Definida por user)

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Nombre: Lewis
Avatar: Mikkel Jensen
Enfermedad Psicológica: Insomnio y trastorno delirante persecutorio
Historia: Un joven neoyorquino con mucho que ofrecer, el mejor de su clase, hijo modelo, un triunfador entre las chicas. Pero amable, no presumía de sus notas, no molestaba a sus padres, y por supuesto, no se aprovechaba de las muchachas. En sus primeros años de universidad comenzó a soltarse un poco, empezando por los tatuajes, la tinta en su piel era algo hermoso para él.


Se echó una novia preciosa, hacían una pareja perfecta, pero todos sabemos que la perfección no existe, ella quería mandar sobre él, no le gustaba que ninguna mujer que no fuese ella le mirase, que la tinta que el tanto amaba estuviese siempre en su cuerpo y ella no, la locura fue a más cuando él se hartó y sin querer herirla y buenas palabras dio fin a la relación.


​La muchacha entró en cólera, le golpeó y le hirió cuanto pudo y él solo se defendió, nunca había puesto la mano encima a una mujer, pero era ella...o él. No volvió a verla tras aquello, pero los mensajes en sus redes sociales eran continuos, todo con perfiles falsos, y él no podía hacer nada salvo denunciarla, pero no paraba, nunca daban con ella.

 

Lewis se obsesionó, si iba a la universidad parecía que la mujer estaba tras cada árbol, al volver cada esquina, al fondo de su clase...en todas partes. Y en casa la cosa no mejoraba, sus padres pensaban en mudarse para el bien de su hijo, pero eso sería ser una molestia, ellos tenían allí sus trabajos y familiares, no era justo. Lewis al caer la noche no dormía, no podía, seguro de que ella estaba en la calle, observándole, y las noches en vela se hicieron rutina, hasta que no pudo más, rompiendo a llorar su mente quiso escapar de esa pesadilla que la mujer había creado en su vida, y así, abrió la puerta a Wishville.
Especie: Ángel
Edad: 24 años
Bando: (Definido por user)
Fecha de entrada a Wishville: (Definida por user)

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Nombre: Millie Barzini (OCUPADA)

@LittleB_WV

Apodo: Heaven
Avatar: Camila Cabello
Enfermedad Psicológica: Trastorno obsesivo compulsivo (TOC) y Trastorno de estrés postraumático (TEPT)
Historia: Se dice que cada ángel nació para complementar a un demonio, que cada demonio necesitaba un poco de bondad en su vida, los antiguos poetas le llamaban destino, Millie Barzini desde que tenía conciencia lo llamaba castigo divino. Los primeros años de vida de la pequeña fueron uno de los mas ajetreados pero más amorosos, que de haber sabido hubiera aprovechado mejor de lo que lo hizo. Millie era la primogénita de un mafioso de altos y bajos bandos internacionales, el más importante, aquel que se encontraba en guerra constante con diversos enemigos y por lo cual recurrentemente se mudaban de un lugar al otro, ciudad en ciudad, país a país, sin explicaciones algunas. En ese tiempo creo fuertes lazos, su madre y su gemela, Margarita, (Ver ficha en Sinners), era todo lo que tenía y necesitaba. Ocasionalmente algún tutor, por exigencia de su madre, aquella que quería que fueran más de lo que su padre era.

Apenas había cumplido los siente años cuando él infierno se desato en la vida de la infante, solo Dios sabía lo que escondían aquellos débiles y tristes ojos, desde hacia tiempo atrás, su padre, aquel que se suponía debía protegerla y amarla con todo su corazón se dedicaba a sabotearla de una forma tan nefasta, en las noches, aprovechándose de su inocencia y su irremediable temor a la oscuridad el hombre se afianzaba a la niñita, la pequeña no comprendía, nunca lo hizo, después de todo para ella era solo un juego ¿Verdad? Las manos de su padre se paseaban por su cuerpo pero con meras buenas intenciones ¿Verdad? Ella solo debía guardar silencio y esperar para ganar el juego. 

La realidad era que ese abuso llevaba desde que la joven apenas cruzaba sus cuatro años de edad, comenzando con simples roses que acaban en caricias, que acaban en besos en partes tan intimas y privadas para una pequeña. La tormenta se desato cuando en una de esas tantas veces, él cruzo la línea, siendo una infante su primer instinto fue gritar, con lagrimas inundando sus castaños orbes. Su madre apareció por la puerta, encendiendo la luz, trayendo a su vez con ella la desgracia, lo último que pudo recordar fue ver a su progenitora en el suelo, aquel liquido espeso, en tonalidades escarlata teñir desde su ropa, cabello, su respiración pesada, incluso en aquellos momentos lo único que exclamaba era “Deja a Millie, es tu hija”, puesto que el hombre progresivamente reacciono hacia su persona agrediéndole y amenazándola, logrando su cometido, terminando el abuso que había iniciado, ocupando el tiempo hasta la mañana siguiente cuando su cumpleaños hubiera acabado. Esa noche fue un antes y un después. Desarrollo un trastorno, estrés post traumático. 

El tiempo pasaba, y con él sus relaciones sociales se desvanecían hasta ser nulas, ni siquiera Margarita, que ya se proclamaba a sí misma como “Nevaeh” ante la gente, se acercaba a ella, se la pasaba recluida en una habitación casi todo el tiempo, excepto cuando era necesaria para complacer a quien se le fuera asignado, porque claramente no era una dama de compañía exclusiva, pero si lo suficiente para llegar a ser elitista, Fue así como nació su nombre “Heaven” así comenzó a decirle su padre, el resto de magnates siguiendo aquella broma de mal gusto, “los hacía sentir en el cielo”, así que así le llamaban. Con tan solo doce años, con los repetitivos abusos ya de todo tipo sobre su cuerpo la jovencita comenzó a desarrollar un segundo trastorno, uno obsesivo compulsivo, comenzó como pequeñas obsesiones que nadie podía notar, no debido a la poca atención que recibía. 

Cuando alcanzo los dieciséis años, estas trastornos se vieron tan incrementados, desarrollándose en más de un obsesión y por ende desencadenando mas tipos de compulsiones para lograr sus objetivos, pero su padre, terco como mula, negado a llevar a su hija a la sociedad como tal, egoísta sus medidas fueron conseguirle trabajos cada vez más seguidos, e incorporar en su vida el alcoholismo y la drogadicción, era la única forma en la que se hallaba tan perdida que apenas podía pensar en algo lucidamente, era una mera marioneta de su progenitor, usada para su antojo y desgaste. Su día a día cuando estaba lucida estaba estrictamente registrado en su cerebro cual rutina que si rompía conducía a un estad catatónico, tanto para con los demás o para consigo misma, quizás ambas si no estaba en su mejor día. Los siguientes cuatro años, fueron los más duros de su vida. 

La etapa entre los dieciocho y diecinueve fue la peor en su vida, la montaña rusa de emociones, de sucesos, estaba acabada, el corazón roto, el cuerpo usado y vacía por dentro, las pesadillas de su vida le atormentaban y al despertar cuando uno creería que todo seria falso caía en cuenta de la triste realidad. Aguantaba a baches por su hermana, porque era todo lo que le quedaba, pero la fuerza de voluntad se quebraba conforme las semanas se volvían meses y los meses en años, años que le pesaban. 

Aquel día en especifico era el de su vigésimo cumpleaños, por lo general durante la última década su padre le daba paz mental impidiendo que alguien le tocara, solo y únicamente en aquel día exclusivo se veía ilesa de las fieras y sus deseos carnales, incluso el mismo se mantenía alejado, no sabía si por respeto o por miedo a quebrarla completamente, puesto que su debilidad se notaba al dirigirle una simple mirada, esa misma noche, como trece años atrás escucho al puerta abrirse, sus ojos se ampliaron de sobre manera, aquellas lascivas caricias volvían a ella dejándola en un total estado de shock, las lagrimas salían pero ella no emitía sonido alguno, sufriendo, tirada en el suelo, apenas pudiendo respirar, con su cuerpo consumido por las marcas moradas y rojas, ansiando la libertad, en cuando el adulto abandonó la habitación riendo con satisfacción, con un “No seas tan rígida la próxima” lo cual era su frase favorita, ella enfuscada, con las pocas ganas que le quedaban se dirigió a su mesa de luz, tomando de esta todas las pastillas que se acumulaban, bajándolas lo mas rápido que podía por su garganta un atrás otra cual dulces, con Vodka de acompañante, cayó al suelo, ya en sus últimas, dio un suave suspiro cuando pocos minutos una luz le cegó, cuando volvió a abrir sus ojos, sus orbes observaron que la antigua Verona quedaba atrás en un simple recuerdo, se hallaba en Wishville, con dos alas blancas a sus espaldas, y con una nueva oportunidad de yacer en el infierno o resurgir de las cenizas al cielo.

Especie: Ángel

Instrumento: Flauta Travesera
Edad: 20 años
Bando: Dylan (Rey)
Fecha de entrada a Wishville: 29/07/2018

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Nombre: Kerizah Strudwick (OCUPADA)

@KerizahS_WV
Avatar: Dove Cameron
Enfermedad psicológica: Depresión
Historia: Kerizah, hija de una enfermera rusa y un general inglés, fue criada bajo las estrictas reglas de una institutriz al noroeste de Texas, en un viejo pueblo llamado Granbury. Con cinco años de edad, Kerizah ya sabía hablar tres idiomas además del inglés y el ruso, tocaba el violín y el piano con gran afinidad, y era toda una dama.

Se presentó tímida a partir de los primeros años de la infancia, era retraída hacia sus compañeros en la escuela y tenía dificultades para socializar con personas que no fueran cercanas a ella, por lo que se enfocó ante todo en las bellas artes como vía de escape. Nunca le dio verdadera importancia a las cosas que se decían o no de ella, hasta que conoció, al cumplir los dieciséis años, a Jeremy Baltimore (ver ficha en Vampiros), quien era veinte años mayor que ella. Además de ser mayor de edad, era también un amigo cercano de su padre, y ante todo, su maestro. La elegancia y caballerosidad siempre fascinaron a Kerizah de una manera que no podía explicar, y todo aquello se desprendía con generosidad de Jeremy.

Dejó de lado su timidez y empezó a buscar la manera de captar su atención, mostrando en cada oportunidad que se avecinaba todo lo que sabía hacer. De la misma manera en la que ella se sentía atraída hacia él, Jeremy comenzó a presentar el mismo sentimiento, y a escondidas de todos los demás, ante todo de la institutriz, iniciaron una relación peligrosa y excitante en la misma medida. Las buenas calificaciones, le permitieron graduarse a los diecisiete, posteriormente buscó una pequeña casa cerca de Jeremy, aunque la mayor parte del tiempo ambos estuvieran fuera del pueblo recorriendo Estados Unidos.

Cuando la chica cumplió la mayoría de edad, una visita inesperada por parte de su padre derrumbó el romance que ambos habían construido. Bajo la amenaza de su padre de que encerrarían al muchacho en prisión por haberse aprovechado de ella siendo menor de edad, se vio obligada a regresar a Inglaterra, siendo vigilada por sus familiares, todos decepcionados de su comportamiento irresponsable y poca moral. Pasaron meses incomunicados, Kerizah se preguntaba, constantemente, lo que habría sucedido después, hasta llegar al punto de no poder hacer nada tranquila, siempre sintiendo que le había arruinado la vida.

Las pesadillas no tardaron en aparecer, el sentimiento de culpa tampoco lo hizo, causándole terribles jaquecas y una intranquilidad que no desaparecía ni con pastillas ni brebajes. Sin embargo, no era eso lo que afectaba a su organismo, sino un "pequeño invasor" que se había hospedado en su cuerpo. La presión real se dio al caer en la realidad de que su familia religiosa le impediría deshacerse de él.

Fue diagnosticada con depresión al comienzo de sus diecinueve años, al descubrir que Jeremy contraería matrimonio con otra chica, y que, en ningún momento, había ido a prisión; se había librado de aquel problema con una suma extravagante de dinero. No valía la pena notificarle lo que sucedía, así que sencillamente omitió aquel detalle. Las cosas empezaban a ponerse pesadas, y ella no sabía cómo manejar la situación, pero con el paso del tiempo su cariño por el “pequeño invasor” floreció. Sus sueños de estudiar en una prestigiosa academia musical se vieron interrumpidos por eso mismo, quería estar completamente enfocada en el que sería su primogénito, aunque la vida tuviese otros planes para ella.

Algunos meses después, Jeremy visitó a la familia de improviso. El delgado cuerpo de Kerizah no mostraba lo que en realidad le ocurría, pero el padre de la chica le notificó a Jeremy lo que le había hecho a su hija. Horrorizado, buscó la manera de emborracharla, para poder manejarla a su gusto e impedir que arruinara su nuevo matrimonio. Le metió en la cabeza la idea de que sería una mala madre, de que lo correcto era salvar al pequeño de aquel destino tan terrible, asesinándolo.
Ella se negó, se mantuvo firme hasta el final, pero borracha, y deprimida, era tan poderosa como una muñeca de papel. Jeremy la acompañó hasta la cima de las escaleras, dejando que el mareo hiciera las suyas.
Al pisar en falso, y tropezar, rodó escaleras abajo, donde todo se volvió oscuro. La puerta hacia Wishville se abrió sin que ella se diera cuenta, con el alcohol nadando por su sangre todavía, fue vagamente consciente de que la vida le estaba dando otra oportunidad de hacer las cosas bien. Se caracteriza por ser una chica dulce, aunque por dentro el dolor que le provoca el recuerdo de su hijo muerto, la atormenten. Puede cogerle cariño a las personas con mucha facilidad, pues está en busca de alguien que llene el vacío que Jeremy dejó en ella, pero a la primera señal de alarma, se aleja. Ella sabe muy bien cuál fue su error; permitir que él fuera su todo.

Especie: Ángel

Instrumento: Violín
Edad: 19 años
Bando: Eli (Reina)
​Fecha de entrada a Wishville: 13/11/1996

Nombre: Ethan Campbell (OCUPADO)

@Ethan__WV
Avatar: Florian Macek
Enfermedad psicológica: Insomnio
Historia: Ethan nació en una de las familias más ricas de Canadá, era el más amado por su padre, le consentía tanto, Ethan amaba salir con su padre, era algo de casi todos los días, su madre casi nunca estaba de acuerdo con tantas salidas pero no se metía, a su corta edad de tres años en una de las salidas un venado se cruzó en el camino haciendo que el padre de Ethan frenara de choque provocando un accidente, para Ethan no fueron más que un par de rasguños y un brazo quebrado, para su padre fue la última salida, su madre despechada, le culpó por todo y él con solo tres años de edad no lo comprendía.

Su madre se deshizo de él mandándolo a un internado, Ethan siempre ha crecido como un niño callado, y tímido, razón por la que los demás niños le molestaban en el internado y se aprovechaban de él.

Cuando cumplió trece años, conoció a un chico el cual se convirtió en su mejor amigo, o eso pensaba, al pasar el tiempo, ambos chicos comenzaron a hacerse más cercanos, tanto que Ethan se enamoró y parecía que el otro le correspondía, eso hasta que todos lo notaron y sus vidas se volvieron una tortura, el otro chico le culpo por ello, y se alejó de él, ahora Ethan cargaba con dos culpas, y el despreció de las demás personas hacia él se volvían cada vez más.

Todos los problemas causaron que Ethan cayera en una depresión y por consecuencia en insomnio, cada vez que cerraba los ojos lo único que veía era los rostros de las personas que pensaba era su culpa haberles destruido la vida cuando en realidad él no tenía la culpa de nada.

Fueron noches enteras sin dormir, noches de lágrimas y culpas hasta que su mente llegó a un límite de no soportar más, alejándose de la triste realidad, lo cual abrió su entrada a Wishville, un lugar hermoso, lleno de esperanza y posibilidades, un lugar que apreciaría su bondad y pureza de corazón y todo su sufrir se tornó en un plumaje blanco en forma de alas que adornaban su espalda, formando parte de Featherland, su nuevo hogar.

Especie: Ángel
Edad: 16 años
Bando: Dylan (Rey)
​Fecha de entrada a Wishville: 07/10/2019

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Nombre: Mía Cooper (OCUPADA)
@xMiaW_WV
Avatar:
Britt Robertson
Enfermedad Psicológica: Pica y Narcisismo
Historia: Mia Cooper fue una joven bastante vanidosa y narcisista que vivía regida por su figura y los followers en sus redes sociales. Siempre gastaba el dinero de sus padres en cosas que no le servían pero quería sorprender a la gente, a la cual no le importaba nada. Una de ellas fue el hijo de los Black quien vivía en la casa de enfrente. La joven se quedaba mirando todos los días por la ventana contando por mera diversión con cuánta gente era capaz de mantener relaciones su vecino en menos de un mes.


Lo que Mia y su madre no sabían es que durante demasiado tiempo su padre tenia otra familia en la que tuvo un hijo y vivían todo tipo de lujos. Un día su padre desapareció y no le volvió a ver, su madre cayó en un estado de depresión y con ello empezó a faltar el dinero para todo ya que se lo gastaba en gastos para mantener a ambas y la casa, pero lo más importante, para comprar ropa y maquillaje; que era lo más importante para ella.


Mientras, Mia aburrida de estar con los típicos chicos de discoteca, pensó que era hora de arriesgarse con alguien nuevo y se fijó en su vecino quien empezó a presentar síndrome de depresión. La joven comenzó a mostrar interés en él para simplemente sacarle el dinero y poder llevar la vida que tenía antes de que su padre quedara en paro. Todo iba bien hasta que, el joven quedo enamorado de Mia, le enviaba cartas, páginas de su diario, dedicatorias, poemas. Todas las expresiones artísticas que estaban de la mano del otro. Esto sólo era un estorbo para ella, así que le obligo a entender lo que era obvio, sólo quería su dinero.


El día menos esperado el destino tomó venganza y su pareja se suicidó para llamar la atención. Pesa a ser una persona indiferente Aiden (ver ficha en Atrapasueños) dejó marca en ella quien también lo amaba aunque no lo quisiera aceptar. Cuando se enteró de la fatídica noticia fue corriendo al hospital donde el joven estaba muriendo. Con todas las cartas que le mandaba y las mejillas inundadas en lágrimas cruzo corriendo la carretera de una avenida, donde por no mirar fue atropellada por un Suzuki Baleno.


Estuvo en coma durante varios meses hasta que su cuerpo cedió y acabó muriendo con el peso de la muerte de alguien que la amaba de verdad y sin saber que tenía un hermano al que nunca vería. Ahora en Wishville encontrará a Aiden quien no la reconoce, pero a pesar de lo que pueda pasar ella hará todo lo que pueda para que él la recuerde.
Especie: Ángel

Instrumento: Flauta travesera
Edad: 22 años
Bando: Dylan (Rey)
Fecha de entrada a Wishville: 21/12/2017

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Nombre: Gwendolyn Dahl (OCUPADA)
@LvSerendipty_Wv
Avatar:
Gal Gadot
Enfermedad Psicológica: Trastorno de Estrés Postraumático
Historia: Crecer en un orfanato no era una experiencia por la que se quisiera pasar … Aun incluso cuando fue lo suficientemente joven como para olvidar casi todos sus días en esa institución en el momento de su adopción. Sin embargo, nadie le quitaba que hubiese pasado allí el suficiente tiempo como para que ese sabor amargo de no pertenecer a ningún sitio quedase allí impregnado para siempre.

No era tampoco algo malo. De hecho, en pocos años la pequeña creció en el seno de una familia que la acogió como una más, dándole después dos hermanos pequeños con los que jugar y a los que cuidar. Estudió y se graduó en Dinamarca siendo una alumna ejemplar, siempre admirada por sus profesores como una chica responsable, trabajadora y dedicada a sus estudios. En realidad, nada le importaba más que poder hacer que sus padres se sintieran orgullosos de ella, de haber tomado una decisión correcta al haberla acogido con ellos.

Llevando ya unos años de experiencia en el sector de la restauración arquitectónica, la muchacha se vio un desafortunado día envuelta en una escabrosa situación. Una que envolvía a las más altas esferas de la Iglesia, de la corrupción de la cristiandad y de la que, por desgracia, descubrió cuando ya fue demasiado tarde.

Se encontraba en Roma en un proyecto de consolidación de materiales en la iglesia de Santa María del Popolo. Claro que eso era lo que hacía aparentemente. En realidad, eran un equipo de tres personas que de la forma más discreta posible, estaban catalogando y estudiando los objetos más valiosos, las reliquias de la Santa Iglesia. En uno de esos días, en una localización que iba mutando para evitar problemas con el robo de los 'tesoros cristianos' , irrumpieron en el interior personas ajenas a ese, su equipo. Gwen rápidamente dio la alarma al ser esa tarea una que les habían encomendado hacer en secreto y en apenas unos segundos, pudo contemplar cómo sus tres compañeros eran violentamente asesinados frente a ella. Toda ella se paralizó, completamente, y entonces todo su mundo se volvió negro.

A Gwen le quedaron preguntas sin resolver... ¿Cómo los habían encontrado? Y sobre todo, ¿QUÉ habían encontrado como para acabar así?

Especie: Ángel

Instrumento: Violín
Edad: 27 años
Bando: Eli (Reina)
Fecha de entrada a Wishville: 04/03/2019

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Nombre: Akiva Stratta (OCUPADO)
@Mxlicieux_FoxWV
Avatar:
Giulio Berruti
Enfermedad Psicológica: Trastorno de estrés postraumático y delirio
Historia: A pesar de lo que se pudiera creer, no era tan fácil llevar la vida que les tocó. Aunque el particular de su nombre, la manía por que los nombres de aquella familia comenzaran con "Ak", era el apellido Stratta el que marcaba realmente la diferencia entre los exclusivos círculos en los que, junto a su gemelo, vestidos con trajes elegantes y modales aprendidos de pequeños, se movían. De primera mano conocieron la hipocresía de algunos magnates, pudieron sentir verdadera admiración por otros.

Había sido una fortuna vivir por casi doce años en la fantasía que su madre les creó, subiéndose a los abetos y lanzándose las extrañas piñas por la cabeza, haciendo carreras hacia el templo donde los habitantes del pueblo más cercano subían para dejar sus mensajes y oraciones hacia los dioses. A los gemelos les encantaba esconderse por el camino ya fuera entre la vegetación o en el mismo templo, susurrándoles palabras en griego para espantar a algunos ingenuos que creían que eran demonios hablándoles en sus lenguas.
Zako y Yenko, fueron bautizados con cariño desde entonces. Eran como dos pequeños zorros traviesos con ojos del mar Egeo, muy diferentes a los niños del pueblo a los que raramente veían con sus cabellos lisos y oscuros, sus ojos pozos profundos. Eran diferentes a cualquiera de los nipones gracias a la herencia greca de la señora Stratta, cuya inteligencia y belleza habían atraído a su padre, un mestizo japonés, en un intercambio universitario décadas atrás. Lo ocultaban muy bien, pero Akiva y Akeron disfrutaban mucho de la historia de amor de sus padres, una que había comenzado con el rechazo de la mujer de ojos azules y la persistencia del joven de ojos alargados.
Se llevaban buenos tirones de oreja por parte de su padre por ser tan molestos. Él, un hombre disciplinado, aunque también cariñoso, creía firmemente en una educación de calidad, de que tuvieran una mirada amplia del mundo y sobre todo, visión del futuro manteniendo también una fuerte conexión con sus raíces y por eso, al cumplir los doce años, la familia completa se trasladó a Grecia, comenzando allí la parte “real” de su vida.

Pocas personas creyeron alguna vez que en verdad que los gemelos no supieron del poder adquisitivo de sus padres hasta que dejaron la isla, pero había sido así. Criados de forma humilde entre leyendas y astronomía, escuchando los grandes logros de sus antepasados como navegantes o comerciantes, deseando poder ser tan grandes como ellos mientras iban dejando su niñez, fueron siendo moldeados para llevar sabiamente una fortuna casi tan rica como su conocimiento.
Pero la grandeza destinada a los Stratta, ignoraría a la nueva generación.
Siguiendo obedientemente los consejos de sus padres, los griegos alcanzaron la excelencia a temprana edad y se ganaron el derecho de administrar los dos negocios que le pertenecía por herencia. Más tarde, siendo los dueños de una mina de hierro y una de diamantes -dos recursos que difícilmente dejarían de ser demandados- se habían sentado en un lugar nada despreciable entre los jóvenes más adinerados del país, ocupando también un par de puestos en la lista mundial.

Aunque fuese Akeron más amigo de los reflectores que él, encargándose de expandir los horizontes de la empresa incluso en eventos sociales, la unión que tenían como hermanos no decayó. Un gran ejemplo de eso era el tatuaje que ocupaba su hombro y parte del brazo, logrando que uno pareciera la copia exacta del otro, un juego al que le habían tomado el gusto de pequeños y que, como si fueran niños todavía, seguían disfrutando.
Las decisiones las tomaban siempre en conjunto, era una de las enseñanzas más importantes que sus padres les habían querido dar y jamás lo habían pasado por alto.

Pero dicen que para todo existe una primera vez.

Akiva no se enteró de los nuevos “inversionistas” hasta que, manejando por Sicilia, un par de autos le bloquearon el paso. Lo siguiente que ocurrió podría ser parte de su imaginación, perdió demasiadas veces la conciencia para discernir entre lo que era real o no, pero estaba casi seguro de que le habían chocado por atrás, dejándole encerrado y tras eso, oscuridad. Lo siguiente que sucedió fue que despertó atado en medio de una habitación mal iluminada en quién sabía dónde.

Por varios días no supo la razón de haber sido secuestrado, tampoco preguntó nada ninguna de las veces en las que fueron a alimentarle -si es que a aquel plato de engrudo podía llamarse comida-, suponía que no obtendría respuesta y si la tenía, seguramente no serían agradables ni nadie podía decirle que fueran ciertas. Tenía dinero y dos minas, aquel era un móvil evidente, pero también se había metido en el camino de otros mientras crecían, algunos movimientos que descontentaban a grandes empresarios. Podría ser cualquiera el que le tenía metido en esa madriguera de conejo.
Algún tiempo más tarde se burlaron en su cara y obtuvo aquel tipo de información que no quería tener: el que estuviera allí era culpa de su hermano.
Tal parecía que se habían intentado pasar meses atrás por inversionistas, quizá por compradores, le dieron un golpe en el estómago con el que era difícil concentrarse en ese español arrastrado, pero Akeron no había sido tan estúpido como para llegar al final del negocio con ellos. Se dio cuenta del engaño antes y eso no les tenía para nada contentos. Como no se dejó estafar, él era el plan B.

Los Stratta no solamente eran grandes empresarios, eran los dueños de una de las piedras más raras del mundo. Cómo se habían enterado ellos, no tenía idea, pero aquella era una reliquia de alguno de sus antepasados, un tío abuelo, si recordaba bien y era invaluable en todos los sentidos. Su ubicación era parte de las leyendas que se contaban, ninguno parecía haber creído la historia antes que esos simios que le mantenían cautivo. Los diamantes de una mina no les importaban en realidad, aquel era como la “pantera rosa”, la cruzada que movía a esos mafiosos que parecían trabajar para alguien más, alguien que entendía mucho mejor de joyas que los cerdos que sin razón ni miramientos le golpeaban cada vez que se negaba a dar su ubicación o cualquier información, comenzando a hablarles tonterías en idiomas que ellos no comprendían solo para reírse de ellos y acabar ganándose otra ronda de golpes.
La risa no le acompañó por mucho tiempo más. Le comenzaron a dejar durante períodos completos en soledad para luego solo ir a desquitar su ira con él. Lo que ocurría fuera de esas paredes lo ignoraba, pero llegó un momento donde parecía no poder sentir nada más, durmiendo cada vez que se lo permitían solo para llenarse de pesadillas.

En una de esas noches se despertó con el canto de su madre, su voz de sirena y sus manos de hada acariciándole entre el cabello. No era la primera vez que la veía ahí abajo, pero sí la primera donde no acababa gritando y golpeando las puertas, pidiendo que la liberaran, que no la metieran en aquellos asuntos. A veces aparecía su padre, asegurando que no tenía idea de dónde estaba aquella joya, que no conocía al hombre detrás de todo aquello. Ninguna valía más que uno de sus hijos, aseguraba con angustia antes de desaparecer entre humo. Las peores veces era cuando Akeron se sentaba frente a él e intentaba regalarle una sonrisa, bromear con él para que quitara esa expresión de agravio, una que según su gemelo tenía permanentemente cuando se trataba del trabajo.

— No fue tu culpa, Akker. Mamá, dile que no lo fue.

Pronunció mirando fijo al arma que se había colocado contra su frente. El frío del cañón era una de las pocas cosas que había sentido tan real en todo ese tiempo y aún así no sabía si lo era. Ante sus ojos, la figura de su madre se desdibujó solamente para volverlo peor. No podía soportar que los ojos azules de su gemelo le miraran de esa manera, tan culpable, tan impotente mientras él estaba amarrado al otro lado de la sala, lejos. No podía soportarlo, pero no moriría con los ojos cerrados.
Por un tiempo habían sido el reflejo del otro, ahora no se parecía a ese hombre frente a él, ninguno de los dos era la sombra de los hombres que su mente recordaba.

— No fuiste tu, Akker ¿de acuerdo?

Susurró en el único idioma que entendían los dos en esa habitación. Le había rezado durante noches a la única diosa en la que siempre había creído, al templo que la familia de su padre cuidó por generaciones completas, pero Inari le había abandonado a su suerte y el gatillo presionándose fue su última prueba.

Especie: Ángel

Instrumento: Flauta Travesera
Edad: 34 años
Bando: Dylan (Rey)
Fecha de entrada a Wishville: 10/02/2018

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