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~Riders~

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Nombre: Günter Reidenbach
​Avatar: Kevin Pabel
Enfermedad Psicologica: Trastorno de personalidad histriónica
Historia: Es el hijo de un empresario multimillonario alemán y su esposa trofeo. Él, junto con su hermano mayor, Klaus, tuvieron una infancia muy unida y a la vez muy separada. Günter era un chico obediente y leal, además de ser muy inteligente. Nunca dio mucho problema para la familia, sin embargo, mientras crecía y casi hasta la adolescencia, su padre lo golpeaba constantemente para poder sacarle lo “niña”.

El muchacho había salido igual a su madre, pero además de eso, era muy emotivo y delicado. El maltrato de su padre moldeó pronto a Günter, y se convirtió en un muchacho serio, callado pero social, y que siempre buscaba lo que quería para satisfacer las expectativas que su padre tenía él, que, debido a su hermano, eran mucho más altas. Logró entrar a una buena (y costosa) universidad, en Munich, donde vivía lejos de su padre. Ahí, todo cayó encima de él demasiado fuerte.

No sabía qué clase de persona ser ahí. Sabía que debía graduarse, pero no sabía como comportarse, así que esa parte de él que su padre había mantenido escondida, volvió a salir. Era extremadamente cuidadoso con su imagen, altamente sociable y querido, pero también fácilmente manipulado y llevado a diferentes extremos en su vida. Su actitud también le llevo a tener muchas relaciones, todas fallidas debido a como tendía a exagerar su el futuro que veía en ellas, a pesar de tener incluso un nivel inferior de compromiso que sus compañeros y compañeras de cama. Encontró entonces un escape, tomando clases de piano, cosa que su padre le había prohibido en casa porque le quitaba tiempo a sus estudios. Terminó siendo muy talentoso.

Este comportamiento siguió durante mucho tiempo, siendo dos personas: Una en la universidad, otra cuando veía a su padre. Todo esto ocurrió hasta la última noche que vio a su padre vivo. Habían tenido una gran cantidad de problemas financieros, sin embargo, de repente se habían estabilizado. Era navidad y había sido un año duro, debido a que, en medio de esa inestabilidad, su madre fue secuestrada y aún la buscan. Tendrían su navidad en la cabaña familiar, al sur de Berlín, donde había nacido. Llegó tarde por el tráfico aereo y el tráfico vehícular, pero nunca llegó a entrar a la cabaña. Nunca llegó a ver a su padre, porque todo estaba en llamas. Su padre no sobrevivió.

Lo que vino después, lo rompió: Tomar la herencia, enterrar lo que encontraron de su padre, y finalmente, el último clavo: Su hermano declarándose culpable por el crimen.

Fue el comienzo de su fin.

Incapaz de tomar decisiones por sí mismo, fácilmente cambiando de bando, destruyendo lo que su padre había construido, pedazo por pedazo, mientras su hermano se pudría en la cárcel. Estaba solo. Un cachorro de león en un mundo de hienas. En unos 5 años, perdió todo. Lento, pero seguro. Perdió el dinero, perdió su imagen, se perdió a sí mismo. Lo último que hizo en su vida, fue visitar a su hermano en prisión, tratando de entender por qué había hecho todo eso. Por qué se fue de su vida, por qué volvió para destruirla, y explotó. Lo culpó de todo, dijo que lo odiaba, y se largó sin mediar más palabra. Ese mismo día, tomó una gran cantidad de licor y pastillas para dormir, provocandole una sobredosis, y una muerte tranquila en su cama.

Especie: Paladín
Edad: 25 años
Bando: Dylan (Rey)
​Fecha de Entrada a Wishville: 05/06/2016

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Nombre: Niklaus Reidenbach
​Avatar: Janis Danner
Enfermedad Psicologica: Trastorno Negativista Desafiante y Terrores Nocturnos
Historia: Niklaus es el hermano mayor de Günter. Su padre pensó que sería lo que necesitaba para mantener su herencia y su apellido vivo. Era idéntico a su padre, con los ojos de su madre solamente, que compartía con su hermano menor. Sin embargo, a lo largo de su vida, fue decepcionando a su padre una y otra y otra vez desde la adolescencia. Bajas notas y una gran desobediencia. Su padre lo golpeaba con frecuencia, y él tendía a responder incluso, empeorando la situación. Su madre no tenía ni voz ni voto en ese hogar, ni podía defenderlos, pero igual los amaba, especialmente a Klaus.

Había solo una buena relación en su vida: Aquella con su hermano. La mayoría de los conflictos con su padre eran por defender a su hermanito, a quien admiraba. Él lo veía dedicado y obediente, responsable, el hijo perfecto, pero con el tiempo se dio cuenta de lo que estaba haciendo su padre con él y el daño que le producía. Lo seguiría defendiendo cuanto pudiera. El comportamiento de su padre hacia él se fue empeorando. Lo infravaloraba, subestimaba constantemente, tenía bajas expectativas. Pasaba en la escuela con muy poco, pero logró graduarse... al mismo tiempo que su hermano, sin importar los dos años de diferencia.

Mientras su hermano disfrutaba en su fiesta de graduación, él dormía. Pero de repente se despertó... aún dormido. Gritó con fuerza, pero el lugar estaba totalmente solo. Sonámbulo, fue a la oficina de su padre, y de repente un arranque violento provocó que arrancara archivos con violencia, destruyó su computadora, pinturas, diplomas. Se hizo daño a sí mismo en el proceso, pero él quedó ahí sentado, ojos saltones y mirada perdida hasta que su madre lo sacudió hasta despertarlo. Viendo su desastre, y conociendo las cámaras, ella hizo un plan para esconder la evidencia del desastre, haciéndola ver como si alguien hubiese entrado.

Su madre le entregó una tarjeta de crédito, que ella le pagaría en secreto para que pudiera usarla, además de transferirle dinero a esa cuenta discretamente. Curó sus heridas como pudo y le empacó, pronto huyendo. Por mucho tiempo, estuvo huyendo, consiguiendo diferentes trabajos que no duraban más que un par de meses, todo gracias a su enfermedad que lo volvía insoportable, y debía dormir atado si no quería causar otro desastre. Únicamente un día él ya no despertó donde debería. Al parecer, hombres adinerados buscaban vengarse de las acciones de su padre al secuestrar a su hijo; él sabía que tenían al hijo equivocado. Su padre se negó a las demandas, ni siquiera hizo una contraoferta; lo dejó morir. Pero no murió. Rogó que le dejaran unirse a ellos, pues sabía una cosa: No eran profesionales. Tuvo su época donde investigaba el comportamiento de bandas criminales profesionales y ellos no lo eran; seguro solo eran matones simples.

Al principio, dudaron, pero luego, introdujo el tema del dinero, y lo permitieron sobrevivir mientras los financiara. Era el patrocinador auxiliar, mientras que otros hombres les pagaban también, esos que odiaban a su padre y se informaban de sus movimientos, hasta que fuese momento de tomar acción. Mientras esperaban ese momento, él también se ocupaba de fraternizar con los hombres, e incluso intimar con uno por bastante tiempo; nada serio, no había tiempo para eso. Entonces, el momento donde la empresa de su padre se encontró al borde de la quiebra, ellos lo aprovecharon. Le pidieron una cantidad increíble de dinero que no se podía permitir, pero... sí se lo permitió. Los patrocinadores de estos actos estaban furiosos, pero lo peor era que se estaba recuperando. Klaus no soportaría esto.

Contactó con los patrocinadores del grupo para ofrecer una alianza que aceptó. Con los contactos correctos e información que brindó Klaus sobre la empresa de su padre (la había estudiado muy bien, hasta que su padre lo excluyó de todo), descubrieron que envió unos 300 nombres de trabajadores, e información como dirección, tipo de sangre, estado de salud. Llegaron a la conclusión de que estaba traficando órganos, y que... ya lo había hecho. Uno de los nombres era el de su madre. Entonces desapareció para todos, se desvaneció en el aire, nadie nunca pudo encontrarlo, pero él sabía a donde iba: la cabaña. La navidad se acercaba y era una tradición familiar ir ahí. Rentó un auto, compró gasolina y cerillas. La cabaña era de madera, así que mejor para él.

Al llegar y tocar la puerta, lo primero que su padre dijo fue el nombre de su hermano. Eso disparó una gran rabia en él, porque en ningún momento dejó de querer a su hermano, y él los forzó a separarse. En ese momento no pensó si estaba ahí, solo molió a su madre a golpes, hasta que ya no se movió. No quiso darle oportunidad de pelear. No tardó en llenar el lugar de gasolina y encenderlo, regresando al auto, a esconderse en Berlin. A pesar de todo, a pesar de sentir que había hecho lo correcto, la culpa lo devoró al instante. Se entregó, y la prisión llegó a él casi en un instante. Pero no se entregó solo, no. Dio nombres, evidencia, todo tipo de cosas para destruir a todos los que se involucraron con él y luego, las barras lo conocieron.

El tiempo pasó, y vio a más hombres de su antiguo grupo entrar a la prisión; lo miraban con odio, y a él le daba igual. El día de la visita de su hermano, intentó hacerle entrar en razón, pero falló. Su hermano ahora lo odiaba y él había perdido lo único que le importaba en el mundo. Habían unos cinco de la organización ya. La prisión no daba nada de importancia a su enfermedad, así que dejaban que tuviera esos brutales ataques en su celda. Una noche en la que tuvo esos terribles terrores nocturnos, los hombres de su antigua organización se colaron a su celda; los guardias no estaban, o lo ignoraban, o de cualquier forma no les importaba. Fueron golpes y golpes, sacudidas, barridas y arrastradas. Su cuerpo quedó irreconocible y él era incapaz de despertar de su sonambulismo. Intentaba pelear, soltándose con fuerza, como solo alguien en su estado haría, pero eran demasiados. Murió por los golpes, y de cualquier manera ellos no pararían. Ese mismo día, había leído de la muerte de su hermano la noche anterior.

Especie: Bárbaro
Edad: 27 años
Bando: Eli (Reina)
​Fecha de Entrada a Wishville: 06/06/2016

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Nombre: Grace Woodfromm
Avatar: Charlotte Hope
Enfermedad Psicológica: Trastorno de personalidad antisocial (TPA)
Historia: La felicidad de Grace había muerto la misma noche fría de febrero en la que tres miembros de la familia Woodfromm había dejado de respirar.
Erich era un padre de familia ejemplar; disciplinario y honorable. Cariñoso con su esposa y con buenas enseñanzas para sus tres hijos. Aunque su hija mayor era un poco descarrilada, Melissa y Rainer eran los hijos soñados de todo el mundo, sin importar que su madre los mimaba más de la cuenta.
Aunque cualquiera pensaría que Grace envidiaba a sus hermanitos, ella adoraba a esos niños como si ella fuera su madre, y sabía que secretamente ellos la preferían antes que a sus padres. Su familia era su vida, y su vida era casi perfecta.
Pero había una manzana podrida en la familia Woodfromm, una que los llevó a la perdición.


Erich Woodfromm asesinó en un ataque de locura a sus hijos menores y sumándole el pensamiento de que había matado a su hija mayor y a su esposa esa noche también lo llevó al suicidio.
Grace aún tenía pesadillas acerca de su padre lanzándose sobre sus hermanitos, hundiendo una daga una y otra vez en el pecho de la pequeña Melissa, y repitiendo el proceso con el abdomen de Reiner. Su madre y ella tuvieron destinos similares. Habían sido lanzadas con fuerza hacia una pared al intentar hacer algo por los menores, y aunque Clarissa, su madre, sufrió una fractura casi mortal en la columna, se había salvado. Grace en cambio salió de ahí con una pequeña hemorragia. Recuerda haber despertado en el suelo, al lado de su madre, y se había espantado al notar el horroroso escenario que había en el que era su hogar.

Desde ese día Grace no había olvidado nada, desde los rostros de sus hermanos hasta a su padre llamándolos hijos del pecado y mentirosos.
Desde ese día Clarissa no había vuelto a caminar.
Desde ese día, Grace sabe que a las personas no les importaba si debían matar a mujeres, niños o a su familia. Y ella no iba a detenerse con nada. Quizá no hizo las cosas adecuadas que se esperaban de una chica, o simplemente de una persona. Quizá no tuvo los trabajos más dignos para sobrevivir, y para ayudar a su madre que no podía moverse libremente.

Tal vez ni siquiera tiene honor, pero, ¿Eso que importaba? ¿Qué importaban las vidas de los demás cuando sus hermanos ya no vivían? Nada. Nada realmente importaba. Cada vez que necesitaba el valor para hacer algo cerraba los ojos y recordaba los cuerpos sin vida de su padres y sus hermanos, y el rostro de infinita tristeza que acompañaba a su madre todos los días. Recordaba que las personas eran seres horribles, y que ella no era la excepción. Por esto, siempre que debía escoger un arma se decidía por todo lo que fueran dagas o cuchillos, para recordar amargamente la pérdida de todo.
Desde su infancia, la cordura de Grace había estado pendiendo de un hilo. Quizá podría decirse que el punto donde su mente se había quebrado había sido el momento donde abrazaba a los cuerpos sin vida de sus hermanos pequeños, y ni una lágrima había salido de sus ojos. En ese momento, Grace había sentido ira más que otra cosa, y esa era la diferencia. Su mente no se había quebrado, porque aún se preocupaba por algo.

En cambio, los años de mentir, manipular, robar y realizar otro tipo de actos que no quería nombrar al momento la habían preparado para el momento crucial. El momento donde supo que nadie ni nada importaba.
El momento donde asesinó a una persona para adquirir dinero y así poder comer ahí fue cuando el portal de su mente se abrió, dándole la entrada a Wishville.
Especie: Pícaro
Arma: Dagas
Edad: 18 años
Bando: (Definido por user)
Fecha de entrada a Wishville: --/--/2011

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Nombre: Raynald Ashford
Avatar: Nikolaj-Coster Waldau
Enfermedad Psicológica: Síndrome del caballero blanco
Historia: Corría el año 1187 y él se preguntaba: ¿Cómo hemos llegado a esto? Trataba también de controlar a su montura. El animal sabía una cosa o dos.

Aquel día ambos morirían, e irían a reunirse con Dios. Sin duda alguna el rey había ordenado a Raimundo de Trípoli abrir una brecha en la barrera humana que los musulmanes habían creado para retenerlos, y la carga no tardaría en llegar.

Su mente divagaba, tratando de apartar el miedo. ¿Cuando había comenzado aquella obsesión por proteger a los demás? ¿Había sido cuando Bill se rompió la pierna y él sintió aquella herida como suya? ¿O cuando Tom se cayó del tejado y se rompió la pierna? Poco importaba eso en aquellos momentos.

Su obsesión por proteger a los demás había comenzado cuando era un niño. no soportaba ver a otros sufrir. Quería protegerlos de todo mal, cobijarlos en sus brazos.

A medida que había ido creciendo esta obsesión había ido a más, impulsándole a convertirse en caballero.

Su nombre era Raynald, Raynald Ashford. Venía de la lejana Francia. Su familia de noble cuna era y con riquezas más que respetables contaba. Sin embargo, para él no habría ni molinos ni castillos, ya que era el hermano número doce.

Pero la idea de gobernar una porción de tierra mientras engordaba detrás de los muros de alguna fortaleza no le llamaba mucho la atención. Él quería aventuras.

El apellido con el que había nacido le había permitido aprender a leer, escribir y a contar hasta mil. Le había permitido ser el escudero de un caballero de nombre respetable hasta que había sido lo suficientemente mayor para portar las espuelas. Le había permitido también costearse el viaje hasta Tierra Santa, para unirse a la orden de los templarios y luchar contra los herejes musulmanes, y así proteger al mundo que tanto amaba. Todo ello gracias a la bondad de Dios Todopoderoso.

Había llegado a aquel lugar diez años antes, y había visto como poco a poco su orden caía en el caos, liderada por idiotas y dementes hambrientos de gloria.

Y aquel era el clímax de aquella parodia. A lo largo de toda la marcha habían sido acosados por los jinetes de Saladino, y muchos de sus compañeros se habían convertido en alfileteros humanos. El tiempo tampoco ayudó mucho, y durante la noche siempre desertaba un pequeño grupo de hombres.

El juramento debía de ser mantenido, ya que eso dictaba el honor. El cuerno de guerra sonó y la caballería se puso en marcha, cortando sus pensamientos.

Algunos gritaban, otros blasfemaban y unos cuantos más trataban de invocar un milagro divino rezando a gritos. Al principio la suerte pareció favorecer a estos últimos.

La caballería pasó por encima de la barrera humana y por un momento pareció que iban a abrirla del todo, pero con cada centímetro que avanzaban más y más soldados se unían al combate y más y más templarios caían al suelo para no volverse a parar.

Raynald estaba dispuesto a hacer honor a su apellido. Su espada acabó con cuatro hombres aquel día. Con el quinto no tuvo tanta suerte, ya que consiguió hundir su lanza en su estómago y desmontarlo de su caballo. Raynald cerró los ojos, esperando el golpe final que llegó segundos después. Morir luchando en los cuernos de Hattin, en nombre de Dios, no sonaba tan mal. Sin embargo, en lugar de ir a su tan ansiado cielo, despertó en Wishville.

Especie: Paladín
Edad: 32 años
Bando: (Definido por user)
Fecha de entrada a Wishville: 26/12/1187

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Nombre: Charlotte
​Apodo: Lottie
Avatar: Alycia Debnam-Carey
Enfermedad Psicológica: Síndrome del caballero blanco
Historia: Joven superdotada, buena en los estudios y deportes, pero no así en las relaciones con los demás, ¿por qué debía perder su tiempo con esos hombres y mujeres que solo la trataban como una niña por estar con tan solo 15 años en la universidad? eran unos idiotas, y Lottie no podía pensar otra cosa. Ella cuidaba de su madre soltera que solo se dedicaba a la bebida, buscó un trabajo en cuanto las dos carreras que estudiaba a la vez (psicología y finanzas) llegaron a su fin,   entró en una empresa y desde casa se encargaba de hacerles las finanzas, lo que le dejaba mucho tiempo libre, que usaba en los deportes, le gustaba el patinaje artístico, pero también decidió probar con el hockey sobre hielo, y se le daba bastante bien ser guardameta.

No necesitó de un loquero para saber que sufría un trastorno, ella cuidaba de su madre de maneras extremas que ella odiaba, también sabía que era una manera de defensa, ella denfendía a su madre de si misma pero ¿quién la salvaba a ella? intentaba no pensarlo y centrarse en cualquier otra cosa.
Cuando entró en el equipo profesional femenino de hockey de su país fue cuando todo cambió, conoció a Bobbi, ella también sufría, se lo podía notar, notó enseguida su trastorno y quería ayudarla, su romance no tardó en surgir, aunque Charlotte era muy altruista y siempre ayudaba, a veces su síndrome volvía a causar en las personas lo de siempre, una sobreprotección que hartaba, pero eso no pasaba con Bobbi, la protección que nunca había tenido le gustaba, pero sabía pararle los pies a tiempo, después de todo, la rubia era la mayor de la relación y le gustaba hacerse respetar, aparte de que se debía andar con pies de plomo con ella o sufriría un ataque de ira.

​En uno de lo últimos partidos de la temporada se encontraba posicionada en su puesto de guardameta, el frío, los gritos, el sonido de los patines cortando el hielo, de los sticks golpeando el suelo, eso era vida. El equipo rival había llegado a su zona, estaban tras la portería luchando por el puck y de repente, un golpe, un empujón causado por una rival la hizo estamparse contra el poste de la portería y su cabeza dio de bruces contra el suelo, el casco no amortiguó demasiado el daño. Podía oir lo gritos...los de Bobbi, a ella era a la que más oía, después los golpes, los insultos...y el silencio. La inconsciencia se la llevó, en aquella oscuridad podía ver una luz al final, una puerta que atravesó, entrando así en Wishville, se miró y observó que no portaba su uniforme del equipo, si no una armadura. Aun con la sorpresa su cabeza volteó y pudo ver donde estaba ella antes, a Bobbie, en toda aquella oscuridad, y gritó, le pedía que viniese con ella, y eso hizo, Bobbi volvía a su lado, a su nuevo hogar.

Especie: Paladín
Edad: 22 años
Bando: (Definido por user)
Fecha de entrada a Wishville: 20/06/2017

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Nombre: Bárbara
Apodo: Bobbi
Avatar: Eliza Taylor
Enfermedad Psicológica: Trastorno explosivo intermitente (TEI)
Historia: Es canadiense de nacimiento y desde sus primeros pasos se subió a unos patines de hielo gracias a su padre, que es entrenador de hockey de la liga juvenil de su ciudad. Cuando entró en el instituto comenzó a sufrir episodios de cambio de humor, si alguien de su clase se metía con ella llamándola marimacho la chica no tardaba en saltar a la pelea y romperle los dientes a cualquiera, hombre o mujer.
Como los episodios seguían sus padres la llevaron al doctor, y durante años creyó sufrir bipolaridad. Entró en el equipo de hockey femenino, lo que la ayudaba a descargar su ira en la pista de hielo, como defensora se encargaba de frenar a las del equipo rival. Cuando terminó el instituto siguió sus estudios para convertirse en profesora de educación física, solo ejerció la profesión unos meses, la pista le pedía a gritos que volviese, y con esfuerzo y superación entró en uno de los mejores equipos del país, incluso llegó a jugar en una de las olimpiadas de invierno. Volvió al médico, y volvió a referirle sus síntomas; los episodios de ira durante los partidos, el sudor, las palpitaciones, esa sensación de libertad al placar a una rival, y el consiguiente remordimiento. No, no era bipolaridad, era trastorno explosivo intermitente y le tocaría medicarse. Pero no podía hacer eso, cualquier medicamento fuerte podría ser detectado como droga, y ella era una deportista, no podía permitirse un fallo. Pasó de los medicamentos y siguió su vida como siempre lo había hecho.

A sus 26 años conoció el amor en una nueva jugadora del equipo, la más joven que había entrado, la nueva guardameta, la chica siempre estaba intentando ayudar todo lo posible con su trastorno aunque en ocasiones podía resultar agobiante, pero le encantaba, la chica era preciosa y se complementaba como con nadie más lo había hecho.
En uno de los partidos que estaban jugando todo terminó, estuvo intentando proteger la portería, observando por donde iba el puck y no vio venir el golpe cuando todas se juntaron tras ella, su novia, Lottie (ver ficha en Riders), estaba en el suelo y no se movía, si antes estaba enfadada ahora no era ni normal, fue directa a por la extrema del equipo rival que la había golpeado y la lucha comenzó, su equipo contra el contrario, el suelo salpicado de sangre, lo nudillos ardían aun con las protecciones, ¿cómo se atrevían? nadie iba a tocar a su chica y no sufrir por ello. Dejó a la chica en el suelo y ella se deslizó hacia donde estaba Lottie, seguía inconsciente, no le notaba el pulso, se sentía derrumbar...¿qué haría sin ella? las lágrimas comenzaron a caer y antes de darse cuenta recibió un golpe por la espalda, la chica de antes le había dado con el stick. Se dejó caer encima de Lottie, solo....solo quería ir con ella. Cerró los ojos y se dejó llevar, veía una puerta en su mente y una silueta al otro lado que la llamaba "Bobbi, ven conmigo", era ella, su luz. No dudó en cruzar aquella puerta para entrar en Wishville y así poder vivir sus vidas, juntas.

Especie: Bárbaro
Edad: 26 años
Bando: (Definido por user)
Fecha de entrada a Wishville: 20/06/2017

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Nombre: Jace Thirlwall
Avatar: Thomas Brodie-Sangster
Enfermedad Psicológica: Psicosis
Historia: Ser un niño huérfano de ocho años viviendo con una familia pobre y en un campo, no le gusta a nadie, sobre todo cuando tienes que ayudar con los sucios animales a esa edad. Pero para mí, ese campo, esos animales sucios y esa familia pobre, es lo mejor. La mujer a la que empecé a querer como madre y a la chica como mí hermana mayor, mi única familia, en ningún momento me mintieron, sobre todo cuando les preguntaba las diferencias físicas, porque yo tengo el pelo pelirrojo y ellas eran castañas. O los rasgos, mi hermana Lassery (ver ficha en brujos) era muy parecida a nuestra madre, pero en cuanto a mí, era una piedra al lado de dos esmeraldas. Me contaron, cuando tuve la conciencia suficiente, que me encontraron detrás del gallinero con a penas unas semanas de vida. No me dolió, es más, agradecía qué mí antigua familia me dejara en ese lugar, si no era así, ¿Quién sabe si las encontraría después?

A pesar de tener unos pocos años de vida, mí hermana me enseñó todo lo que ella aprendía en en los estudios, ante a eso, logré tener un gran ingenio, ambas estaban orgullosas de mí. Me encantaba cuando me leían cuentos fantásticos, sobre todos los medievales, durante el día me la pasaba jugando en el campo persiguiendo a los cerdos con una rama como espada. ¿Qué decir? Me gustaba cuando me imaginaba un caballero en lucha para proteger a una princesa. Un guerrero que pelea con los monstruos más temibles. O un habilidoso cazador al que nadie podía derrotar. Jugaba con mí hermana, yo era su protector y ella me seguía el juego siendo mí compañera de combate o de vez en cuando una princesa en peligro. 

Pero eso quedó atrás... Muy atrás.

Desde que Lassery murió electrocutada, a mis simples ocho años, dejé de leer libros medievales, dejé a los cerdos tranquilos, dejé de ver una rama de árbol como espada. Perdí mis fantasías y mis juegos, a mis ocho años, perdí mí niñez.
Mi madre no paró de llorar desde que su hija ya no estaba y aumentó su tristeza al recordar la soledad que también dejó su esposo cuando lo metieron preso y hasta el día de hoy aún no lo liberan. Con el paso del tiempo dejamos de reconocernos, no hablábamos, no comíamos, el campo estaba muriendo y ninguno de los dos se dignaba a salir de la vieja casa. La mujer se la pasaba bebiendo y llorando encerrada en su habitación, mientras que yo rompía cualquier cosa que tenía en frente de la nada por cólera. Mi madre terminó internada por tanto alcohol en su sistema y sin esperanzas de vivir.

Ese día no aguanté más, ya adolescente, tomé el cuchillo carnicero de la cocina y marqué todas las paredes con el filo del metal y destruí todo a mí paso. No quedó ningún objeto en una pieza ni pared que rayar. Comencé a desesperarme. La casa estaba destruida de pies a cabeza y yo aún necesitaba descargarme. Corté el dorso de mí brazo y al ver el tan vivo y hermoso color rojo salir de ahí, no paré de hacerlo con otras partes del cuerpo. 
Por una vecina preocupada por el alboroto en la casa de al lado, llegó la policía derribando la puerta principal. Los miré, y temblé. Pero no por miedo, temblé de la emoción de poder marcar el cuerpo de aquellos tipos con el cuchillo. No duré mucho en correr hacia uno y clavarle el metal en el estómago, pero los demás policías me agarraron y comenzaron a pegarme.

Mientras me retorcía en el suelo, siendo golpeado sin parar por las armas de aquellos hombres, ví una luz que en seguida supe que no era cualquier luz. No era de la casa, tampoco el de la muerte, era mucho mejor que todo eso. Era una entrada para una nueva vida.

Especie: Explorador
Edad: 16 años
Bando: Dylan (Rey)
Fecha de entrada a Wishville: 17/11/2017

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Nombre: Daphne Storm
Avatar: Serova Liana (Instagram: Lianchous13)
Enfermedad Psicológica: Trastorno por estres postraumatico(TEPT)  y trastorno obsesivo compulsivo (TOC)
Historia: (Esta historia se complementa con la de Ambrose, vampiro)
Aquella que había sido su ciudad durante tantos años le había quitado a una de las personas que más quería. Todo el mundo sabía que Daphne era encantadora, era una niña dulce y cariñosa a la que la mayoría de la pequeña ciudad quería. Pero también sabían que nunca se daba por vencida.

Y allí estaba ella en el bosque, con su padre, el hombre que siempre la había apoyado, haciendo búsqueda de las personas desaparecidas junto a la policía. Lo que nadie pudo imaginarse fue que cuando el sol empezó a caer por aquel bosque, una figura humana a cuatro patas empezó a correr hacía su padre y hacia ella, no supo porque pero sabía que no iban a sobrevivir a aquello, no iban a volver a ver sus casas.

Y estaban en lo cierto, su padre la mandó correr, para que negarlo ambos tenían tanto miedo cómo se podría imaginar, la figura se acercó babeando hasta que se dieron cuenta de quien era; La madre de Ambrose, el grito de su padre fue mayor cuando el pulso le hizo fallar los tres tiros que llevaba en su pistola.

La mujer ya no podía ser denominada, era un animal rabioso que saltó encima del padre de ella sin piedad y fue entonces cuándo Daphne echó a correr, se acordó de sus amigas, que le habían insistido mil y una vez para que corrieran juntas, pero ella se negó todas aquellas veces. Si tan solo hubiera escuchado a Ambrose sobre los acantilados....

Su cuerpo no frenó tan rápido como hubiera deseado, la chica cayó, recordando las risas de sus amigas advirtiéndole sobre la altura de algunas zonas del bosque, sin embargo perdió el conocimiento rápidamente, teniendo la suerte de no darse cuenta cuando una roca frenó su caída después de seis metros, solo pudo abrir los ojos un instante, el instante que seguramente luego agradecería recordar pues vio a aquella mujer que tenía la rabia caer igual que ella pero ninguna roca amortiguó su caída, fueron veintitrés metros exactos los que dejaron a la antigua madre de su mejor amiga sin la poca vida que le quedaba. Aquello era una victoria, sí, solo unos segundos tardó en formular una teoría, aquella mujer había sido el inicio de todo y ahora ya no podría hacer mas daño. Sus ojos se cerraron pensando en un lugar feliz, en el que no tuviera frío, Daphne supo horas después de que aquel último deseó le había sido concedido.

Especie: (Definida por user)
Edad: 16 años
Bando: (Definido por user)
Fecha de entrada a Wishville: 09/11/2008

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Nombre: Elliot Kahnwald 
Avatar: Dylan Sprayberry
Enfermedad Psicológica: Depresión psicótica y Síndrome de Capgras
Historia: Elliot Kahnwald nació en Londres, siendo el hijo único de una ama de casa y un psiquiatra. Los primeros años la familia pareció tener un desarrollo normal, siendo él un niño feliz con dos padres amorosos, y aunque el señor Kahnwald solía también ser muy estricto Elliot siempre contaba con la actitud permisiva de su madre para balancear las cosas. Todo marchó tranquilo hasta que Elliot cumplió siete años, momento en el que su madre comenzó a presentar un trastorno psicótico que afectó directamente al menor puesto que la madre rechazaba a Elliot, y con el tiempo tal conducta se tornó en agresiones contra su hijo. Con el tiempo la mujer pasó de los delirios a las alucinaciones y su rechazo se extendió al resto de la familia. Pese a la medicación, terapia y cuidados que el padre de Elliot tenía con su esposa, las cosas para el niño eran inestables; había días en los que no podía acercarse a su mamá para nada y otros en los que la mujer tenía momentos lúcidos y era amorosa con su hijo. Así se fue instalando en el niño una actitud depresiva a lo largo de un par de años viviendo con el trastorno de su madre, ya que a pesar de entender que su mamá estaba enferma él seguía resintiendo el hecho de que ésta lo rechazara la mayoría del tiempo. Durante este periodo su madre incrementó las agresiones contra el niño poco a poco, dejando de ser actos menores o verbales para ser ataques más directos, por ejemplo, le gritaba y lo ahuyentaba alegando que no lo conocía, le daba empujones o jalones, lo encerraba en algún sitio o lo sacaba de la casa, le tiraba sus cosas y se negaba a atenderlo (darle de comer, llevarlo a la escuela, etc.), pero en efecto la violencia de la mujer fue en aumento y poco después de que Elliot cumpliera nueve años la separación fue inminente.

Ya para sus diez años Elliot vivía solo con su padre mientras que su madre permanecía internada en un psiquiátrico. La separación trajo consigo otro episodio depresivo en el menor, uno que se manifestó con severidad. Su padre le llevó a terapias y lo animó a buscar actividades nuevas para mejorar su estado, siendo así como Elliot entró a clases de teatro. El niño mostró un gran talento para la actuación, en especial para los musicales, y siguiendo ese camino conoció el mundo de la danza y Elliot quedó tan fascinado que tomaba clases extras de baile. Su interés fue tal que su salud mental mejoró, pero aquella tranquilidad tan solo le duró un tiempo limitado.

Cuando cumplió once años, pidió como regalo de cumpleaños pasar un día con su madre, ya que escuchaba con frecuencia a su padre decir que la mujer estaba mejorando, aunque no podía volver a casa todavía. Su deseo se cumplió, y fue de visita al hospital donde le permitieron interactuar con su madre. Al principio la mujer lo reconoció y Elliot fue inmensamente feliz, pero después de algunos minutos todo se vino abajo y la madre atacó violentamente al menor tratando de asfixiarlo con sus manos. Esa experiencia llevó al niño a caer en otro episodio depresivo, que le duró varios meses en los que su actitud cambió por completo nuevamente, incluso dejó atrás el teatro y el baile. Así pasaron dos años difíciles para los Kahnwald, donde Elliot oscilaba sumergido en una depresión que por momentos lo dejaba tranquilo para luego volver a manifestarse.

Fue a los trece años cuando Elliot pudo ver nuevamente a su madre frente a frente. Por aquellos días él presentaba un episodio depresivo debido a que extrañaba a su mamá. El día de la visita llegó y en esa ocasión la madre estaba muy tranquila, y apenas ver al menor lo reconoció y le trató con cariño. Elliot escuchó ahí por primera vez una voz en su cabeza que le advertía que aquella mujer le haría daño otra vez, que no se confiara de ella. El miedo lo invadió tanto como la alegría, estaba confundido, pero decidió ignorar la voz y disfrutar la visita. Su madre se mostró estable en todo momento, la visita acabó y el chico volvió a casa con su padre. La voz en su cabeza se quedó con él desde ese día, y siempre le advertía especialmente sobre su madre, y después poco a poco se hizo costumbre escuchar a la voz haciéndole reproches a Elliot por todo, lo que le dificultaba superar sus momentos depresivos. Su vida era un sube y baja de emociones, y no podía contarle a su padre que oía voces o seguro terminaría internado como su madre.

En un intento más de su padre por ayudar a su hijo, en su cumpleaños catorce le obsequió un viaje de campamento padre e hijo. El señor Kahnwald era un hábil practicante de la cacería y solía hacer esos viajes en los bosques él solo, y esperando que su hijo le acompañara de ahí en más, lo llevó al bosque por una semana para enseñarle a usar armas de caza y todo cuanto sabía de la actividad. Elliot aprendió bien y su interés se despertó nuevamente, estaba motivado ante el reto de la nueva actividad y al volver a casa su ánimo comenzó a mejorar. La voz dejó de acosarlo y todo su interés se enfocó en investigar no solo sobre cacería, pues su mayor gusto había sido la aventura de moverse por el bosque, siguiendo rastros, sobreviviendo y explorando en la naturaleza. A esto le vino un momento estable en su vida, solo él y su padre, cada día más acoplados a vivir juntos, con intereses en común y más tiempo para compartir, Elliot disfrutaba de aquellos días tranquilos pues tenía energía y ánimos para todo.

Llegando a sus dieciséis años había logrado mantenerse estable, su habilidad como campista era sólida e incluso había retomado su lugar en el grupo teatral de su escuela. Fue ahí cuando su padre se retiró del trabajo, compró una casa a las afueras muy cerca de los bosques y se mudaron allá. La nueva casa favoreció el aislamiento del chico al querer pasar mas tiempo en el bosque, con el tiempo dejó de lado otras actividades y apenas cumplía en el colegio. Su padre, preocupado, le restringió sus salidas al bosque y solo consiguió que el muchacho se molestara, pero no desistió. Elliot se mostró rebelde por el castigo, hacia todo de mala gana, se mostraba ansioso y aislado, y el estrés solo le trajo caer en otro episodio depresivo. Y esta vez la voz no fue único que regresó, pues comenzó a alucinar de otras formas, y también llegaron los delirios. Aquella voz le decía que la nueva actitud de su padre era por una razón, que el hombre lo estaba escondiendo de su madre pues ella quería hacerle daño. Y así Elliot justificó las acciones de su papá, creyendo que la mudanza incluso era para alejarse de su madre, y esa idea hizo que Elliot dejara su rebeldía contra su padre, sin embargo su salud mental seguía empeorando por debajo del agua. Para cuando cumplió diecisiete el chico presentaba una depresión psicótica fluctuante, por temporadas estaba tranquilo pero cualquier cosa podía hacerlo recaer en episodios depresivos psicóticos. Lo único constante en él era su aislamiento, pasando el tiempo casi siempre con su padre y nada más.

El primero de octubre de 2008, con dieciocho años cumplidos, Elliot recibió una noticia que lo hizo alterarse por completo. Su padre le informó que finalmente su madre estaba habilitada para volver a casa, y que en un par de días estarían juntos los tres. Elliot fingió aceptarlo, aunque no mostró emoción positiva, pero a su padre no le fue extraño puesto que el chico había sufrido mucho la enfermedad de su madre y veía normal que se notara preocupado con su presencia. Esa noche la voz regresó a su cabeza y no pudo dormir, armándose toda una teoría de conspiración sobre el regreso de su mamá, estaba muy asustado y nervioso, tenía miedo y no encontraba la manera de explicarle a su papá que corrían peligro con esa mujer en casa. Entonces, cuando fue a buscar a su padre y entró a su habitación, se quedó mudo; vio al hombre, si, pero aunque físicamente era su padre, algo en él le daba la sensación de que era otra persona. No le dijo nada y salió casi huyendo de ahí. “No es mi papá” Se dijo con temor, y ahí fue donde apareció en él un nuevo síndrome que justificaba la acción de su padre al, según él, ponerlo en peligro. Su mente se convenció de que un impostor estaba suplantando a su padre, y que ese impostor ayudaría a su madre para hacerle daño otra vez. Paso dos días comportándose extraño, evitaba al hombre y lo vigilaba de lejos, también sus delirios lo hacían hurgar por la casa en busca de pistas pues estaba seguro que su papá verdadero estaba cautivo en algún lado.

Entonces el día llegó; su madre volvió a casa. Y Elliot tenía una actitud hostil, estaba a la defensiva listo para defenderse de cualquier ataque. Las primeras horas el chico se creyó más suspicaz y trato con los dos adultos como si nada pasara, pero era obvio que algo tenía. La mujer estaba tranquila, pero el señor Kahnwald notó la disfunción del adolescente, quiso cuestionarlo pero Elliot se portó ansioso y huyó a su habitación. Al día siguiente la cosa sólo empeoró, pues el joven no soportó su malestar y comenzó a mostrar rechazo hacia ambos adultos. La madre reaccionó mal, culpándose de ello y solo alteró su estado. Fue cuestión de horas para que todo se saliera de control, cuando el padre de Elliot lo forzó a hablar y este reveló lo que “sabía”, afirmando que “conocía el secreto” y explicó eso de que el padre era un impostor y que la madre quería matarlo. Su madre estalló en llanto y entró en crisis, y su padre trató de calmar al muchacho que se mostraba agresivo y decidido a escapar de casa. Era muy noche para ese momento, y tal parecía que padre e hijo habían iniciado una cacería por atraparse entre sí, la casa era enorme, pero tarde o temprano el hombre acorraló al menor, ambos forcejearon entre sí hasta que la madre apareció y se interpuso, Elliot se liberó y se abalanzó contra la mujer sujetándola del cuello mientras gritaba con rabia: “¿donde está mi papá? ¿Qué le hiciste?”. Estaba fuera de sí. Convencido de sus delirios, dispuesto a no soltarla, y cuando por poco la dejaba sin aire, sintió en su cabeza un golpe fuerte.

Sus brazos se aflojaron, sus piernas temblaron y cayó al suelo. Su vista se nubló y pudo escuchar toser a su madre cerca de él. Su cuerpo no parecía responderle, y el aire le estaba faltando, los sonidos le llegaban flojos, como si estuviera bajo el agua. Una última imagen fue capaz de captar, era su padre, no el impostor sino el real, que lo sujetaba en brazos mientras hacía gestos extraños. Elliot se imaginó a sí mismo sonriendo, sin entender por qué su papá lloraba al verlo... ¿quizá de felicidad por volver? De un momento a otro la oscuridad lo consumió, cerró los ojos y al abrirlos ya estaba en Wishville.

Especie: Rider

Edad: 18 años
Bando: (Definido por user)
Fecha de entrada a Wishville: (Definida por user)

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Nombre: Shauna Vayne
Avatar: Marie Avgeropoulos
Enfermedad Psicológica: Psicosis paranoide
Historia: Vayne, como todos acostumbraban a llamarla en su pequeña ciudad natal, nació en una familia de herreros, conocidos localmente por la creación de artilugios fuera de lo común, pues su padre, un fanático de lo poco común, vivía obsesionado con las historias y mitos de seres sobrenaturales, especialmente con los vampiros, a los que según él, algún día daría caza sin piedad hasta acabar con toda su especie.
Pero eso sólo eran cuentos que el padre de Shauna contaba en su pequeño taller, historias ficticias que con los años terminaron haciendo mella en la conciencia de la chica, quien comenzó a desarrollar unas habilidades magníficas en la herrería que aprovechaba para fabricar armas contra aquellos seres que su padre tanto nombraba.
Espadas de acero empapadas de aceite contra demonios, balas de plata fundidas y talladas cuidadosamente para los hombres lobo y, sus favoritas, ballestas con flechas que rajaban el viento a su paso, tan afiladas que podrían atravesar un cuerpo con tan solo lanzarlas a mano.

Los padres de Vayne, preocupados por la obsesión de su hija, que día a día crecía sin medida, decidieron actuar con naturalidad ante la situación y, bajo su inocente ignorancia, alimentaron los delirios de la joven dando rienda suelta a su imaginación.
Pero un día, la situación de Vayne terminó de volverse crítica cuando, de noche, cargó una de sus mejores ballestas a su espalda y, con su capa roja ondeando al frío viento nocturno, se adentró en el bosque en busca de sus tan buscados vampiros, deseando encontrar alguno de ellos y volver triunfante a su casa, proclamando haberlo dado caza y así ser una heroína para su pueblo.

Pero los planes de la chica se vieron truncados al encontrarse con un grupo de juerguistas en un claro del bosque, quienes al ver su vestimenta comenzaron a mofarse de ella. Pobres borrachos insensatos. Vayne no tardó más de un segundo en colocar la ballesta sobre su hombro y, con varias flechas certeras, condenó a los que, bajo su débil mente enferma eran tan sólo alguna especie de trolls sin validez ninguna. Una sensación de triunfo invadió a la morena, quien bajo sus gafas de cristal rojo, se adentró en un profundo éxtasis que la hizo perder el conocimiento.
El siguiente recuerdo de Vayne es en un lugar desconocido, Wishville.

Especie: Exploradora
Edad: 25 años
Bando: (Definido por user)
Fecha de entrada a Wishville: (Definida por user)

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Nombre: Evan Kryo 
Avatar: Alex Pettyfer
Enfermedad Psicológica: Depresión
Historia: Es hijo de un juez y una abogada, los cuáles complacían al niño en todos sus deseos, ambos padres eran amigos íntimos de la familia
Portokali, ambos niños solían pasar tiempo juntos obligados por sus respectivas familias, sin embargo ambos niños nunca terminaban de congeniar, ella una chica centrada en sus estudios y en el tiro con arco, mientras el era el típico niño mimado, que apenas se esforzaba, egocéntrico casi desde que aprendió hablar, más interesado en su físico que en los libros, mientras ella seguía inversa en aprender todo lo posible.

Cuándo la madre de ella desapareció, los padres de Evan acogieron a la adolescente las primeras semanas, ya qué el padre de ella se encontraba investigando el caso, a pesar de sus grandes diferencias el joven no pudo evitar consolar a la chica que durante tantos años conocía, sin quererlo se creo un vínculo entre ambos mas allá de las apariencias. Pasaron los días, cuando Ambrose (ver ficha en Vampiros) decidió sumarse a la investigación, y el chico sólo falto una vez a su lado: el mismo día que ella desapareció, carcomido por la culpa y la tristeza sucumbió a una fuerte depresión, dejando de lado todo lo que le gustaba, llegando a autolesionarse, no sabía la gran dependencia que había adquirido hacía la hija de los amigos de sus padres hasta que esta ya no estaba para el, algo que jamás podría conseguirle sus padres, llevado por la desesperación, llego al linde del bosque dónde su amiga había salido a buscar a su madre, pero se quedo allí sin atreverse a entrar, simplemente tomo una cuchilla produciéndose cortes en las muñecas, uno... dos... tres..
cuando llego a los siete cortes cayo desmayado, mas a su pesar cuándo despertó lo hizo en un lugar que nunca había visto, el mismo lugar dónde estaba aquella chica de cabellos rojizos alborotados.

Especie: Bárbaro
Edad: 16 años
Bando: (Definido por user)
Fecha de entrada a Wishville: 14/02/2008

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Nombre: Viana Athens
​Avatar: Maisie Williams
Enfermedad Psicologica: Trastorno delirante
Historia: En su juventud Viana fue una niña alegre a la cual sus padres le brindaban una gran sobreprotección, aunque eso no duraría mucho. A la edad de seis años los padres de Viana tuvieron una fuerte discusión (causada por la infidelidad de su padre que desde hace dos años atrás engañaba a su esposa con una amiga de su propio trabajo) la cual los llevó al divorcio. La joven niña no entendió muy bien los motivos de su separación y para ella fue difícil abandonar a su padre (con el cual tenía una gran relación) en cuestión de días. 


La madre obtuvo la custodia y rápidamente se mudó a otra ciudad llevándose a su hija, pero ahora cada vez que miraba a la pequeña no sentía amor ni cariño, sentía desprecio y rencor ya que le recordaba a su antiguo esposo, esto la llevó a descargar toda su ira y estrés en la pequeña. En cuestión de meses, la sonrisa y el abrazo con el que siempre recibía a su madre se convirtió en un murmuro desde su habitación, esperando a que en se encontrara lo suficientemente cansada de su día laboral para que no le hiciera nada. 


Con el tiempo, entendió por qué sus padres se separaron. Y gracias a su madre, la pequeña Viana sentía que aquello fue culpa de ella. Años después, encontró una forma de liberarse un poco de los problemas de su hogar y empezó a practicar boxeo, siendo de las mejores. Inició las clases en la secundaria, era callada y frecuentemente se la veía sola aunque sus calificaciones eran excelentes, esto resonó en su salón y empezó a llamar la atención de sus compañeros. De ser una chica solitaria pasó a ser una chica rodeada de gente, lo cual a ella le agradaba, ya que había pasado muchísimo tiempo desde la última vez que se sintió querida. Poco a poco comenzaron a pedirle favores los cuales ella aceptaba pues, era su forma de agradecerle a sus amigos su amistad pero cuando fue demasiado y quiso detenerlo fue demasiado tarde. Sus compañeros comenzaron a reclamar, exigir e inclusive a obligarla a base de golpes. Para ellos, era divertido a lo cual añadieron insultos y burlas, se había convertido en el "juguete" de la escuela entera. 


Unos años después de ese infierno Viana dio un paso a la preparatoria, esta vez tratando de no hablar ni hacer contacto con nadie. Se había establecido como una persona fría, el "lobo solitario" que no quería saber nada de nadie. Ya no se esforzaba por sacar buenas notas pues no encontraba ninguna satisfacción en ello (y también quería evitar que ocurriera lo que le pasó antes), solamente se sentaba y miraba la pizarra como cualquier otro estudiante en ese lugar. Después de algunos meses de clases, una nueva estudiante había llegado a su aula, la cual captó su atención. Sintió como sus miradas conectaron en ese primer día. Era la primera vez que Viana sentía esas “mariposas” en su estómago. Y como si fuera poco, la chica se sentaba no muy cerca de donde Viana solía estar en tiempo de receso.


Un día como cualquier otro en la escuela, al sonar el timbre, Viana fue al lugar donde solía sentarse siempre pero para su sorpresa un grupo de alumnos habían llegado antes que ella, lo cual le obligó a buscar otro sitio. Su mirada recorría el aula en busca de algún otro sitio, pero en eso observó a alguien que al parecer se acercaba al lugar donde ella estaba parada, era aquella chica la cual le había llamado tanto la atención. Viana pensó en lo más probable, que solamente iba a alguna otra parte ubicada donde ella estaba (ya que normalmente nadie le dirigía la palabra), pero para su sorpresa la chica se detuvo en frente de ella ofreciéndole una pequeña charla. Jamás creyó que eso pasaría en aquel día tan corriente. 


Los primeros días Viana se rehusaba a hablar sobre ella más allá de lo básico, pero la chica insistía, incluso se sentaba junto a Viana, lo cual hizo que su soledad se fuera y poco a poco. De nuevo, una sonrisa apareció en el rostro de Viana. Gracias a la contraria, volvió a la vida. Poco después tomó algo de confianza (quizás demasiado pronto pero Viana nunca había tenido una amistad de aquel calibre) y reveló cosas sobre su vida y sus sentimientos. Solían salir después de clases, hablaban horas y horas. Por fin tenía alguien con quién desahogarse más allá de todos los golpes que recibía el saco de boxeo. Tenía a una amiga de verdad. 


Un año después de haberse conocido, la chica y ella eran mejores amigas. Casi inseparables. El rendimiento académico de Viana había subido sorprendente, había dejado de ser tan "lobo solitario". La situación en su hogar había pasado a un segundo plano, casi sin darle importancia a las palabras vacías y el maltrato de su madre. Ese día, decidió que era el momento perfecto para confesar sus sentimientos hacia la contraria. Esperaría a que acabaran las clases para recorrer el parque en el que pasaban horas y horas riendo y hablando. Pero llegó otro golpe que derrumbaría toda su vida. Encontró a su amiga hablando a sus espaldas y esparciendo rumores, lo cual hizo que el infierno de las burlas volviera a su vida. Contó todo lo que le confió, hasta el más oscuro de los detalles. Además de su confianza, sintió como su corazón de partió en dos. Gracias a eso, regresó el tan conocido "lobo solitario", aunque eso no bastó para seguir viviendo el día a día. 


Después de eso llegó a Wishville, queriendo escapar de su realidad. Su mente abrió el portal que la llevaría allí convirtiéndola en Rider, anhelando encontrar a alguien a quien poder proteger.
Especie: Rider
Edad: 19 años
Bando: (Definido por user)
​Fecha de Entrada a Wishville: (Definida por user)

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Nombre: Joachim Karl-Matthew Nikolaus Marcus d'Aviano (OCUPADO)

@WhiteKnightWV
Apodo: Matthew

Avatar: Froy Gutierrez
Enfermedad PsicológicaSíndrome del caballero blanco y Tratorno límite de personalidad
Historia: —Bien, una más. —el niño negó poniendo la cuerda entre sus dolidos dedos, para intentar ubicar nuevamente la flecha en el mango y tirar una flecha más. Tensó la cuerda con el dolor dibujado en el rostro, para soltar la flecha con un grito ahogado y tirar el arco con rabia. Abrazó sus manos mientras negaba ante los sirvientes que se acercaban presurosos y dirigirse al mayor.


—¡Maldición, Matthew! —gritó el otro corriendo hacia el joven e interceptándole en su camino, para evadir sus toscos movimientos mirando el líquido rojo cubrir las manos ajenas. Sin permiso del joven, tomó sus manos para admirar las profundas heridas que tenía el niño, que buscaba desesperadamente ocultar sus manos.


—Maldita sea, ¿por qué no me dijiste de esto? Ugh, a veces olvido lo pequeño que eres —Matthew gruñó alejándose del mayor, mientras este quitaba su carcaj y lo tomaba por la muñeca para llevarlo adentro. No hubo más gritos y lloriqueos en aquel palacio como aquel día, donde los pequeños dedos del niño yacían completamente abiertos y siendo cosidos por el médico real. Todo ese trauma sólo tuvo unos ojos alentadores, su hermano mayor le miraba culposo pero esperanzado mientras se mantenía justo a su lado y acariciaba su cabello.


—Bueno… Creo que esto merece robar algo de helado en la cocina ¿te parece? —comentó después que el médico se retiró, para adelantarse a la cocina con una sonrisa, mientras el niño se animaba más tímido tras de él, pero divertido por dicha idea. Aquel día marcó su memoria, pues su mente no recordaba momento más traumático en su infancia que ver sus manos completamente bañadas en sangre y sus músculos al aire. Su hermano, su queridísimo hermano mayor siempre estaría ahí, o eso entendía.


Unos años más tarde, dicha experiencia había quedado como un recuerdo borroso de su infancia, pues ahora la práctica le había ayudado a superar los errores de cacería. Ahora corría por el bosque cercano a su casa escapando de sus hermanos, mientras buscaban algún ave despistada por cazar. Un silbido agudo sonó a su derecha, lo que anunciaba la cercanía de uno de sus hermanos. Corrió divertido escapando de las flechas que volaban a su alrededor, para girarse rápidamente y devolver el ataque.


—¡Agh, imbécil! —se oyó a lo lejos, mientras la detonación de un arma le avisaba al hermano menor que el juego terminaba. Matt se acercó divertido a la flecha de goma que se mostraba adherida a la espalda del joven.


—Eso es traición, Matt. Me disparaste por la espalda ¿cómo confiar en alguien así? —comentó levantándose con calma, para alcanzar la flecha, era inútil. El joven cazador quitó la flecha aún en medio de risas, mientras el más pequeño se acercaba corriendo algo confundido. —Miren, jugar con ustedes es horrible. Renuncio —comentó tirando el arco y el carcaj a los pies de sus hermanos mayores, para llamar a uno de los sirvientes por algo de agua y comida. El menor de los mayores rodó los ojos ante la actitud infantil de su hermano, mientras dividía su ración para compartirla con el mayor. —Aemulor —susurró con pan en su boca, mientras los otros le miraban confusos.


—Bueno, pueden pelear todo lo que quieran, par de niños llorones… O pueden escucharme. —los otros miraron al mayor algo atónitos, mientras se sentaban en el césped viendo al joven que sonreía cortés y suspiraba ante el par de ojos que esperaban sus palabras.


—Pues… Tendremos nueva señora d'Aviano en la familia… Elizabetta y yo nos vamos a casar —comentó mordiendo su labio, mientras los otros dos gritaban levantándose del suelo y se ubicaban frente al joven. Matthew tenía una especie de confusión emocional, pues sabía que su hermano sería muy feliz al contraer matrimonio. Sin embargo, la idea de alejarse de su hermano tan repentinamente le había dejado un vacío.


—¿Todo bien, Matty? —comentó su hermano mientras se devolvían en los caballos, el joven d’Aviano aún no controlaba su equitación, por lo que iba un tanto más atrás junto con el instructor. —Hey, ¿Estas bien, Matthew? —susurró acercándose lo suficiente para ser escuchado y mantenerse en su caballo.


—Si, si… Sólo que no lo esperaba —se aclaró la garganta mirando levemente a su hermano, mientras afanaba un poco el caballo frunciendo el ceño —Y ahora te irás… Supongo. Formarás un familia, tendrás hijos y…


—¿Insinúas que te abandono?


—¿Qué? No, claro que no… Sólo es obvio que estarás ocupado en tus asuntos.


El joven le interrumpió adelantando su caballo y poniéndole enfrente, mientras vigilaba al más joven a la distancia.


—Eres mi hermano, Matt… El chiquito. No te librarás de mi tan fácilmente, ni aunque quieras —susurró divertido, pero aquellas palabras se marcaron en el corazón de Matt. Contaba con él, como aquel día que había marcado sus manos con levedad. Sonrió asintiendo, mientras el mayor guiñaba uno de sus ojos y reía adelantándose.


Otro día memorable, una cabalgata y cacería con sus hermanos… Lástima que fuera el último.


La boda real ya estaba lista, el duque de Lorenz pronto cedería su puesto a su hijo mayor, Amedeo Joseph Philippe Marcus d'Aviano. Además, las finanzas decadentes de un reino caído conservaban esperanzas en esa boda, por lo que nada parecía surgir mejor para la familia real de Bélgica como aquella época. La armoniosa melodía del piano interpretado por el siguiente en la línea, el joven Matthew llenaba aquel ambiente festivo. El más pequeño de sus hijos parafraseaba en un violín con delicadeza. El duque ya era un hombre viejo, por lo que aquel tiempo de artística tranquilidad junto a los más jóvenes de la familia significaba más de lo que todos esperaban; sin embargo, la música cesó abruptamente y una copa se estrelló en el suelo estrepitosamente ante tal noticia. Matthew sintió como su corazón salía del pecho, las teclas del piano desafinaban y el oxígeno se acabó para los tres varones belgas que miraban atentamente.


—¿Cómo que desapareció? —susurró el duque llamando al menor de sus hijos para ayudarle a levantarse y caminar hacia el joven trabajador de la casa real que había tenido el infortunio de anunciar la noticia.


—S-si señor. El joven príncipe debía estar en el salón de eventos hace una hora y media, pero nunca llegó. Su chofer fue a buscarle donde debía recogerle y tampoco estaba, lo hemos intentado contactar todo el día y… Y lamentablemente no aparece por ningún lado.


Y no importó cuantas estrategias implementara el duque para traer de vuelta a su hijo, la fecha de la boda pasó, junto con una cantidad ínfima de días que mermaron la esperanza. Cada día, el joven sucesor venía con la sangre en sus tobillos esperando una respuesta nueva por la guardia, y cada día volvía a su habitación con las mismas palabras “Sin noticias”.

—No quiero ser intenso, padre… Pero me veo en la necesidad. Ya llevamos demasiado tiempo sin Amed… Sin el príncipe Amedeo. ¿Qué sigue? ¿Qué haremos ahora? —El duque dejó sus cubiertos mirando a su esposa levemente, mientras esperaba que ella tuviera una idea mejor que la desesperación que él sentía producto de la ansiedad ajena.
—Querido Matthew… Tu padre y el equipo están haciendo todo lo posible para encontrar el paradero de tu hermano… Todos sabemos lo imprescindible que es encontrarle y consumar su matrimonio.


—¿Y no has pensado que puede estar en problemas? ¿Cómo puedes mencionar su boda en un momento como este? No tenemos idea si Amed sigue vivo o no… N-no sabemos nada de él. ¿Entienden que es su hijo primogénito el que desapareció? —Y aunque la ansiedad y la tristeza se lo carcomían, el chico habló con calma y esforzándose por mantener la compostura. Sin embargo, sus palabras fueron duras, su padre se levantó mirándole enojado y se acercó a su hijo con perversa fiereza.


—¿Acaso eres capaz de insinuar que no nos interesa saber de nuestro hijo, Joachim Karl-Matthew Nikolaus Marcus d'Aviano? —el joven tragó saliva al escuchar su nombre completo, mientras su mirada pasaba por la familia y negaba.


—Quiero soluciones, padre. Quiero… Quiero a mi hermano de vuelta— susurró apretando los puños con ira, para golpear la mesa y atacarse a llorar desconsoladamente. Definitivamente, nadie en la familia podía comprender lo que aquella pobre y solitaria alma había pasado en aquella agonía. Matthew empezaba a perder los estribos, su educación se desmoronaba entre las grietas de la pérdida y disipaba el control como agua entre sus dedos. Aquellos ataques continuaban, el chico parecía enloquecido cada vez que el príncipe desaparecido o su simple idea era mencionada. El chico se perdía horas enteras con la mirada perdida y los ojos cristalizados.


—Matthew.. Hermano —el pequeño Friederich se acercó a su hermano asustado ante la sangre que le rodeaba. El chico temblaba y lloriqueaba, admirando sus brazos abiertos entre plegarias en latín. —¡qué has hecho? ¡Qué has hecho? —Friederich intentó llamar a los guardias, pero su hermano se aprovechó de su fuerza para callarlo y dejarlo unos minutos inconsciente en el suelo. —¡Lo siento, lo siento. Fredy, lo siento! —susurró abrazándole, mientras se mecía suavemente en el suelo. Últimamente, su vida era un caos gracias a descontrol y locura.

La gota que colmó el vaso surgió aquel día que la cena familiar se convirtió en un infierno. Las cenas familiares eran tensas desde la desaparición del hermano mayor, pero aquella era especialmente inquietante. Friederich había caído enfermo debido al estrés, por lo que su aspecto dejaba mucho que desear ante el resto de la familia. La inestabilidad de Matthew no parecía ayudar, lo que lo mantenía aún más descontrolado por la culpa.


—Matthew, querido… Tu padre tiene una noticia muy importante para ti —sonrió ampliamente, pero el rostro de la madre estaba tan demacrado e inquieto como el ambiente familiar. Aquella noticia no fue más que una bofetada. El duque no tenía opciones económicas, la quiebra estaba a un paso de distancia y la desaparición del príncipe Amedeo no había traído más que deudas.


—Por ello, hijo mío… Queremos darte el honor de contraer matrimonio con la bella Elizabetta como heredero de tu hermano. —y su mundo se hundió, los sirvientes tuvieron que controlarlo en medio de aquel ataque de nervios producto del descontrol de sus emociones. Pánico, angustia, traición, dolor. Sentía todo tan fuerte e intenso que creía morir. No podía creer que en medio de tanto dolor, su padre no pensara en nada más que traer el siglo XIV de vuelta y entregarlo a la prometida de su hermano por finanzas. Sentía odio, legítimo odio por su progenitor y todo lo que refería a él, odiaba a su madre por no defenderlo ante tan atroz idea, odiaba a Freddy por ser tan pequeño y no suplirlo, a Amed por desaparecer. No tenía otra opción, no veía otra opción.


El día de la boda llegó, en el palacio estaban lo suficientemente distraídos para fijarse en el novio. Matthew estaba decidido, tenía todo minuciosamente calculado. Habían unos minutos, un corto tiempo que le brindaban de intimidad, aquel pequeño instante en donde siguió los pasos de Amed. Los minutos pasaron, la puerta no se abría, la hora de la boda llegó y los sirvientes corrieron histéricos a decirle la noticia al Duque. El príncipe Joachim Karl-Matthew Nikolaus Marcus d'Aviano había desaparecido.


Vago sin rumbo por días, evitando llamar la atención, después de todo era un rostro conocido. Y algunos meses después cuando logró establecerse lejos de casa, por su camino se cruzó una morena de ojos claros, que poco a poco fue dando significado a su grisácea vida. Pudo sentirse más alegre, ya que ella siempre le mantenía ocupado; desde cuidarla para que no le hiciera daño a los demás o a sí misma, o jugar a cosas de niños pequeños con ella, llegó a apreciarla a niveles sobrehumanos. El descontrol y la tendencia a la obsesión pasó de su familia a la chica, era su tesoro; eso significaba una locura absurda cuando la perdía de vista. Entre tantos cambios de humor y destrucción emocional, el día en que su pequeña se perdió, él mismo llevó su mente lejos, a un nuevo mundo.
Especie: Explorador
Arma: Arco corto +5
Edad: 19 años
Bando: Eli (Reina)
Fecha de Entrada a Wishville: 01/11/2009

Nombre: Dahlia Eyra Exandrya (OCUPADA)
@DesolaceNigthWV

Avatar: Crystal Reed
Enfermedad Psicológica: Transtorno Paranoide de la Personalidad 
Historia: X
Especie: Explorador
Edad: 28 años
Bando: Eli (Reina)
Fecha de entrada a Wishville: 10/03/1390

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Nombre: Eilad Raphael de Ely (OCUPADO)
@lstknght_WV

Avatar: Henry Cavill
Enfermedad Psicológica: Trastorno bipolar tipo I y Trastorno de conversión
Historia: No había mucho que Eliad supiera sobre el día de su nacimiento más que la fecha, pues cada vez que preguntaba a sus padres o a alguno de los residentes del castillo estos intentaban evadir el tema como si les fuera la vida en ello y, como más tarde aprendería, así había sido ya que él era el secreto mejor guardado de su madre, o mejor dicho, de su abuela.


Eliad Raphael de Ely fue criado y entrenado desde su más tierna infancia para ser el próximo señor de la familia más poderosa de Anglia después de los propios reyes. Cualquiera pensaría que era su padre quien lo forzaba a dar su máximo en todo, pero no, era su madre quien continuamente lo atosigaba para que mejorase, incluso si lo que hiciera no tuviese fallo alguno. Todos en ese castillo sabían que no le correspondía a él ser el heredero, pero ninguno tenía esperanzas de que el primogénito pudiera sobrevivir el tiempo suficiente.


Muchos de sus recuerdos previos a los seis años eran borrosos, pero jamás iba a olvidar la noche que todo cambió, aquella en la que los mellizos regresaron a casa, el día en que ambos fueron sentenciados a muerte por el destino. Apenas se enteró de lo que sucedía, solamente de lo que podía ver a través de la lluvia. Supo que su madre le dijo algo a su hermana que la rompió lo suficiente como para que esta se quitara la vida y, más tarde, con el amanecer despuntando en el horizonte, su hermano hizo aparición, aquello fue lo que sin duda provocó un gran revuelo en el castillo, este llegando a su punto más alto cuando su madre fue expulsada de la fortaleza. Tras eso todo en su mente era un caos absoluto. Su hermano, o más bien su tío, fue a verle al cuarto y le dijo la verdad que él mismo sabía por lo que los residentes del castillo le habían contado. Al niño le tomó días completos procesar todo aquello, el que su madre no fuera su madre simplemente no lo comprendía ¿por qué? ¿Cuáles eran las razones para haberla echado?


Durante los siguientes días su ritmo habitual cambió, al igual que en el resto del lugar, ya fuera porque nadie se esperaba que Fenrys se hiciera con el mando, o porque este enfermó a los pocos días de llegar. Todos culparon a la muerte de su melliza y al disgusto que esto había ocasionado en el Señor, empeorando visiblemente su estado de salud de por si débil.


Apenas tres meses después, Fenrys Keane de Ely murió, dejándolo a él como único heredero posible del título y las tierras. Como por entonces apenas tenía seis años y se volvía imposible que pudiera dirigir aquello por su cuenta, no que no quedó más remedio que su abuela regresara, aceptando todas las funciones hasta que él alcanzara la mayoría de edad. Por supuesto, la mujer a quien había creído su madre y a quien todavía apreciaba como tal, no desaprovechó la oportunidad. Gobernó con mano dura todos los años que le fue posible, exigiendo el máximo rendimiento en todo el mundo y más en “hijo” que en ningún otro. Cualquiera diría que toda aquella presión se debía a las numerosas guerras y la importancia de su familia en ellas, pues sería él, en un futuro, y no ningún otro quien dirigiría una gran parte del ejército de su país.


El joven fue creciendo cada vez con más y más presión sobre sus hombros. Intentaba hacer todo de la mejor forma. Si mataba, no dejaba rastro de su enemigo, si dirigía una estrategia, estas siempre eran brutalmente exitosas; pero su madre no parecía ver eso encontrando continuamente fallos a todas las cosas que hacía, jamás feliz con nada. Para ella todo era poco.


Con el tiempo, el joven creció convirtiéndose en un soldado letal. Todo lo que su tío no había podido ser, él lo era. Muchos decían que carecía de sentimientos, no había rastro de ellos cuando debía matar, solo fría indiferencia. Eliad fue coronado como señor de aquellas tierras justo el día de su decimosexto cumpleaños, una ceremonia por todo lo alto con el único propósito de que quien decía ser su madre, pudiera mostrar cuanto poder poseían, lo único que parecía importarle era ganar poder de una u otra forma.


El joven señor pronto fue convocado por su rey al escuchar de su gran destreza en batalla, concediéndole el honor de tomar la mano de su hija en matrimonio. Por supuesto aceptó, tampoco es como si se hubiera podido negar, pero no estaba conforme con aquello. Sería una distracción de su deber y sabía que su madre no estaría feliz si fallaba todavía más simplemente porque ella nunca estaba contenta. En efecto, su madre enfureció, pero no por lo que él había supuesto en un principio. No, ella estaba molesta porque solo había conseguido a la más joven de las hijas, aquella que no tendría derecho a la corona. A ese problema puso fácil solución: le dijo que debía matar a las mayores para poder reinar y, sería en ese momento, cuando ella verdaderamente pudiera estar orgullosa de llamarlo hijo.


Durante años aquella idea rondó por su mente. En cada batalla solo pensaba que daba igual si ganaba o moría, jamás iba a conseguir contentar a su madre. Sin importar cuantas almas enemigas pudiera dejar a su paso o cuantas victorias cargara a sus espaldas, solo había un único acto mediante el que conseguiría su absoluta aprobación.
El tiempo pasó y su matrimonio con la princesa dio como fruto a tres hijos manteniendo el plan su madre como eso, solo un plan, pero ella jamás le permitía olvidarlo, tampoco todas excelentes oportunidades que dejaba pasar.
Su vida continuó, tan centrado en las guerras que no se daba cuenta de que su esposa cada vez decaía más y, a pesar de que no había amor entre ellos, sí se preocupaba en cierto modo por ella, pero no parecía suficiente, pues quizás si la hubiera conocido mejor, habría notado que ella estaba así por culpa de su madre, quien mermada cada vez más el espíritu de la joven, manipulándola a su antojo, como siempre había hecho con todos.


Un día, cuando él ya se encontraba cerca de los treinta, hubo una gran celebración en su castillo en honor a una gran victoria que sería decisiva para el curso de la guerra. Muchos se fueron a hospedar en su hogar, entre ellos las dos hermanas de su esposa y sus respectivas familias, ambos los obstáculos para que él pudiera alcanzar el trono, o al menos así era como los consideraba su madre, quien vio en aquella fiesta la oportunidad perfecta para llevar a cabo su plan.
Cuando la celebración había encontrado su fin, todos los invitados fueron a los dormitorios a reponerse con un profundo sueño de la larga fiesta. Lo único reinante en los pasillos era el silencio, momento que su madre aprovechó para entrar sigilosamente en sus aposentos, despertándole. Mientras le contaba su horrendo plan le fue imposible no notar que era una de las pocas veces que la mujer parecía feliz. Quería una matanza de la familia real, la que podrían cubrir como una venganza de sus enemigos. Pero no se quedó ahí. Casi como si fuera una idea de último momento, su madre se paró en el umbral de la puerta y mirando hacia la cama mencionó que quizás fuera necesario matar a alguno de sus propios hijos para apartar las sospechas de ellos. Tras eso simplemente se fue como si nada hubiera sucedido.


Eliad se pasó mucho tiempo mirando a la nada, pensando todo aquello. Una petición de masacre, eso era a final de cuentas y, aunque no le importaba matar a mil enemigos en sus batallas, eso era muy diferente. Vistiéndose nuevamente se dirigió hasta su cómoda para coger una simple daga. Era un arma que guardaba desde muy pequeño y los recuerdos de como la había conseguido parecían desdibujados. Recordaba sí haberla encontrado cuando investigaba en una de las habitaciones cerradas la que correspondía a la de su verdadera madre. Por supuesto que al principio había pensado que era su hermana mayor y, aunque él desconocía aquel dato, esa misma arma había sido la utilizada para acabar con la vida de su padre cuando este quería acabar con sus vidas.
Así recorrió los pasillos del castillo, empuñando aquella daga mientras evadía a todos los guardias que él mismo había posicionado a lo largo de su hogar. Acabó delante de unas puertas que le eran tan conocidas como las propias, su antigua habitación solía estar frente a estas, quedándose durante varios minutos allí parado, pensando una y otra vez en lo que estaba a punto de hacer.


¿Estaba mal? En ese punto ya no lo sabía, pero no había vuelta atrás, la decisión estaba tomada, así que abrió la puerta del modo más silencioso que pudo y se internó en la estancia. Dirigiéndose directamente hacia la cama y la figura que allí descansaba, desenfundando el arma con la vista fija en aquel conocido rostro. No era ninguno de la familia real sino el de su madre, o al menos quien siempre había dicho serlo, pero él conocía la verdad y, a pesar de que muchos detalles de la historia se le escapaban, sabía que no era una buena persona y ya no podía negarlo más. No podía, menos aún luego de que esta le pidiera asesinar a uno de sus hijos solo para conseguir poder. Ella misma había hecho algo similar años atrás, pues ninguna otra persona, sino ella, había sido la que provocó la muerte de los mellizos, de una forma u otra. Un suspiro salió de él al tiempo que la daga descendía hasta alcanzar el corazón de la mujer, los ojos de esta abriéndose con sorpresa y dolor solo para encontrarse esa escena, su supuesto hijo asesinándola en lugar de llevar a cabo el plan que les dejaría la corona en las manos. El guerrero mantuvo sus ojos en los de su madre, viendo como la vida se escapaba de ella con cada respiración desesperada, sintiendo que a él le estaba sucediendo lo mismo.


Con el último aliento de ella, todo cayó como un balde de agua fría sobre el señor. Acababa de asesinar a su madre y a pesar de que parte de sí mismo sabía que era algo que debía hacerse, dolía. Él solo había buscado y luchado por su aprobación algo que jamás tuvo y, ahora, jamás tendría.


Con mil pensamientos pasando por su mente al igual que rayos que lo rompían más y más al ver sus manos ensangrentadas y el cuerpo inerte, su mente se quebró, haciendo que un portal se abriera para llevarlo hasta Wishville.
Especie: Paladín

Arma: Espada y escudo +4
Edad: 28 años
Bando: Dylan (Rey)
Fecha de entrada a Wishville: 19/04/715

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Nombre: Lione Beyond (OCUPADA)
@xLightDreamX_wv

Avatar: Beyoncé
Enfermedad Psicológica: Ansiedad
Historia: La pequeña niña hermosamente morocha fue criada bajo el amor de un padre que lloraba en silencio por la ausencia de su amada mujer y madre de su única hija. El cansado hombre evitó lo más que pudo el injusto y desigualado mundo de su niña, pero hay etapas de la vida donde uno no puede no toparse con el exterior.

Cuando tienes a penas ocho años, no logras ver las miradas negras, ni los tonos molestos de las personas. En el transporte público, los hombres te seden el asiento por ser una infante, pero basta con pasar muy pocos años después para que la cordialidad se convierta en una máscara para ocultar el deseo de poseer, de provocar, de colocar a la mujer en sumisión. La acción de dar el asiento a una señorita es catalogada como la amabilidad de un buen hombre caballeroso, pero los ojos no mienten. No hay amabilidad, no hay un buen caballero, la oscuridad en ellos gritan a que obedezcas, que caigas en su trampa negra de goce sexual. Y todo esto es el mejor de los casos.

La madre de Lione, tras el parto de esta, fue una de las tantas víctimas femeninas, con ella, las 32 horas reinicia su cuenta regresiva.

Fue por eso por lo que gracias a las brillantes descripciones y el amor en la voz de su padre al hablar de tan gloriosa mujer que no llegó a vivir como madre, sintió admiración, y más cuando le declaró la similitud de la hermosa voz en ambas. A los ocho años comenzó a participar en los concursos de canto de su escuela, sorprendiendo a todos y ganando por años consecutivos.

La adolescencia llega y con ella un desarrollo mental mayor, y lamentablemente, llegan los piropos no deseados por la calle, el trato injusto, e injustas reglas sociales.

“Puedes tener ambición, pero no demasiado. Deberías tener como objetivo ser exitosa, pero no demasiado exitosa, de lo contrario, estarás amenazando a los hombres, a los verdaderos artistas."

Esas palabras salieron de la boca de su profesor de canto, quien, con la seriedad de cada clase, preparó a Lione para llevarla no más lejos que el coro de un gran hombre cantante.

Lo dejó.

Se entrenó ella sola, nunca dejando de cantar, el sentimiento de lucha contra la injusta sociedad machista en su voz, subiendo así su fama poco a poco. Mujeres y niñas siguiendo adelante gracias a ella, algunos jóvenes masculinos apoyándola por admiración, y luego están los hombres quienes no paraban de criticarla junto a algunas mujeres de mente cerrada.

Las malas vibras no pararon de caer sobre ella.

Recibió rechazo social al mismo tiempo que una movilización por la igualdad social y política se alza. Cada vez son más visibles los casos de violencia y la injusticia a la mujer. Multitudes entraron en razón y el feminismo comenzó a tomar poder.

Para cuando su primer disco ya estaba listo para ser lanzado y así su debut, la disquera que muy a regañadientes la había aceptado por la figura que toma en las personas, sobre todo en el nuevo movimiento político, a duras palabras le comentaron en la cara que ella no conseguiría nada, que no tendría un éxito. Y tuvieron mucha razón.

Porque tuvo más de cinco éxitos.


Por más que su fama es grande, los estadios completos para su concierto, su figura feminista, y las letras de sus canciones que motivan a más de una (y uno) a reflexionar y movilizarse, las personas conservadoras no paraban de intentar humillarla, hacerla caer, de que tenga una lección.

Más de una vez tuvo que llamar a la policía para que quitaran a los hombres que intentaron sobrepasarse con ella entrando a la fuerza de su casa. Siempre había un insulto para a donde fuera que vaya y la frustración de la injusta sociedad por no entender los problemas.

“Pero algo habrás hecho para que entre a tu casa, además, mira cómo estás vestida.” Un policía.

“Eres una puta, al igual que todas.” Un productor.

“Me caes bien, pero debes aspirar al matrimonio, has tus elecciones de vida, pero siempre con la idea de que el matrimonio es lo más importante. ¿Sabes? Ahora el matrimonio puede ser fuente de alegría, amor y apoyo.” Una anciana.

¿Pero por qué enseñamos a que se aspire al matrimonio y por qué no les enseñamos lo mismo a los chicos? Aquello lo había dicho como respuesta, fue seria, directa, enfrentando a la mujer que quedó callada. Sin embargo, cada una de todas esas frases rondan todo el tiempo en su mente, domándola, torturándola. Frustrada y la ansiedad de hacerles entender, sea con el método que sea.

Llevó aquella ansiedad, aquel dolor de no querer ver más a las mujeres como seres sexuales buscando constantemente la atención de los hombres, a sus canciones. Noches y noches sin poder dormir para dejar escapar todo en el lápiz sobre la hoja, buscando apagar, aunque sea un poco la represión tanto en su cabeza como en las calles, en las casas, y en los edificios políticos.

Su mente por estallar en cualquier momento, el cansancio del insomnio, su mano adolorida por tanto escribir y las lágrimas cayendo. Sus oídos queman por la noticia de un nuevo femicidio en la televisión, la falta de justicia de los policías en la situación y el desinterés del gobierno. La puerta se abre pero no presta atención. Se escuchan pasos pesados pero los ignora. Una nueva mujer cae muerta frente a las cámaras por el idiota de su exnovio y llora. Escucha voces ajenas a la de la televisión pero mira a otro lado. El teléfono está muy lejos aunque en su mente dejó de ser un problema. El conductor anuncia el abuso de niñas por un hombre de la familia. Siente golpes en su cuerpo pero se aferra al escritorio, con la partitura a medio terminar y empapada de lágrimas. El lápiz cae al suelo a mina quebrada al igual que el cuerpo con su alma y mente.

El reloj del femicidio reinicia sus 32 horas a cuenta regresiva.

Especie: Paladín

Arma: Espada y escudo
Edad: 28 años
Bando: Dylan (Rey)
Fecha de entrada a Wishville: 13/10/2018

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Nombre: Esben Ărud (OCUPADO)
@EsbenArud_WV

Avatar: Travis Fimmel
Enfermedad Psicológica: Trastorno de personalidad antisocial y Trastorno explosivo intermitente (TEI)
Historia: En una pequeña colonia vikinga del reino de Wessex (Inglaterra) en 822 D.C., nació un niño, Esben Ărud, de un padre herrero viudo y con un hermano pequeño el cual apenas podía defenderse en batalla ni trabajar en la herrería.

A la edad de 16 años ya estaba entrenado en la lucha cuerpo a cuerpo y a distancia, que fue mejorando, con el paso de los años, en pequeñas batallas por los intereses de su pueblo en contra de los cristianos y ayudando a su hermano con las peleas en las que se metía sin quererlo y haciendo parte de sus tareas ya que él siempre parecía estar demasiado cansado.

Con 24 años ya estaba curtido por estas batallas y marcado con cicatrices por ellas. Si algo lo caracterizaba, aparte de su trabajo en la herrería, era su sed de sangre y su poca compasión; nunca dejaba a ningún enemigo vivo y le encantaba escuchar sus súplicas antes de sesgar sus vidas.

Un día, mientras estaba de caza persiguiendo a su presa, se dio cuenta de un olor que le embriagaba; el olor a telas y madera quemadas que le recordaba a las batallas. Se dio cuenta de que ese olor provenía de su aldea, así que fue corriendo hacia a ella para saber que ocurría. Cuando llegó lo que vio fue una masacre: los cristianos habían roto su pacto y habían atacado.

No le sorprendió, solo sacó sus hachas de su cinturón y avanzó hacia la pequeña aldea mientras sonreía “otra oportunidad para matar” pensó. Fue avanzando sobre las tropas cristianas con facilidad, sin titubeos, hasta la herrería de su padre. Lo vio en el suelo, degollado, se sentó a su lado y bañó la palma de la mano en el charco de sangre para marcarse el rostro, mientras pensaba “dame fuerzas padre” acto seguido pensó en su hermano ¿Donde estaba? ¿Lo habrían alcanzado? Salió corriendo hacia el lago donde siempre pescaba y allí lo vio, estaba flotando en el agua boca abajo y a su lado estaba un soldado de espaldas. Agarró con todas sus fuerzas y una rabia tremenda una de sus hachas para lanzarla contra aquel soldado al cual se le clavó en la mitad de la columna haciendo que cayese enseguida contra el suelo. Se acercó sabía que por los gemidos que soltaba no estaba muerto y con unos ojos con la furia del mismísimo Fenrir, con su pierna dio una patada en el hacha enterrándola aún más en la espalda del soldado, quería que sufriera y con su otra hacha se agachó para cortarle ambas muñecas. “Ahora morirás como el cobarde que eres” sin más se fue no tenía tiempo para llorar a su hermano tenía que destrozar a esos malditos traidores.

Se volvió sobre sí mismo y continuó con su marcha hasta el grueso de las tropas enemigas. Cuando ya tenía a las mejores tropas del rey en frente, a su paso salieron dos guerreros con espada y escudo: al primero, con un hacha, le apartó el escudo y le clavó la otra en el abdomen, donde la armadura no lo cubría. Dio un giro sobre sí mismo, sesgándole todo su vientre mientras brotaban, sus entrañas y de su garganta emanaba una maníaca y frenética risa. Esa distracción acabó costándole un corte en el muslo, haciendo que hincase la rodilla en el suelo. Miró al soldado, que ya estaba preparado para lanzar el tajo definitivo, reaccionó y le cercenó la mano donde sostenía la espada, le hundió la otra hacha en la cabeza, mientras se levantaba.

Vio al rey Ecbert y, cojeando, se encaminó hacia a él. De pronto una flecha silbó, se le clavó en la otra rodilla, por lo que volvió a caer. Otra se le clavó en el abdomen, pero no le dolió, solo le causó más rabia. Lanzó una de sus hachas y le dio en el pecho al arquero que lo había inmovilizado. Se pasó la otra hacha a la mano derecha y la lanzó a uno de los tres piqueros que se acercaban a él. Le acertó en el hombro, hizo que soltase el arma. Aún quedaban dos soldados. Él estaba desarmado así que, sonriendo, abrazó su muerte. O eso pensaba él, pero llegó a Wishville.

Después de meses en Wishville se encontraba perdido respecto al camino que debía seguir, salió por la noche de casa sin sus armas tratando de seguir el camino que Odín le marcase y así llegó a la entrada de una cueva donde un cuervo lo esperaba. Entro y allí tuvo un cruenta pelea con un oso al cual acabó matando con un estalagmita abriéndolo y grabó en el suelo la runa de Odín pensando que seguí los pasos de este se cambió el nombre a Hans, pero se había equivocado y no se dió cuenta hasta que en otra exploración se cayó por un agujero a una cueva golpeándose con fuerza y perdiendo el conocimiento. En aquel tiempo de inconsciencia pude ver a los dioses oscuros y que estos decían su nombre que se había puesto, señal de que los seguía a ellos y no a Odín. Se grabó en el pecho la runa de Odín y después de hundirse en un lago renació de nuevo como Esben mientras Hans se quedaba en el fondo del lago.

Especie: Bárbaro

Arma: Hachas Dobles (+5)

Arma secundaria: Mandoble
Edad: 24 años
Bando: Eli (Reina)
Fecha de entrada a Wishville: 27/04/2017

Nombre: Aaron Miller (OCUPADA)
@AaronMiller_WV

Avatar: Jordan Knight
Enfermedad psicológica: Trastorno de identidad disociativo
Historia: Aaron nació en el seno de una familia adinerada junto a su hermano Jacob el cual era 2 años mayor que Aaron,se criaron juntos formaron una alianza muy fuerte y muy poderosa,eran tan inseparables que como les separasen a los dos les dolería tanto al punto de escapar de la casa y verse... Cuando Aaron tenía 6 años fue secuestrado por enemigos del padre del niño y lo encerraron en una habitación alimentándolo muy poco y dándole poco agua. Un día fue violado, maltratado y torturado por su agresor así hasta los 12 años que por fin la madre lo rescató junto a su hermano,el pequeño mientras pasaba todas las torturas se refugió en su cabeza y ahí creo diferentes personas. En total son 5 contando con Aaron:

Jayden Brown: Fue el primero en crearse en su cabeza, Jayden es un chico de 23 años amable, dulce, caritativo,cariñoso y ama ayudar a todo el mundo. Esta personalidad es la que suele salir mucho. Este suele ir vestido con trajes

Rain Blake: Es una adolescente de 16 años la cual es bastante divertida, risueña, extrovertida y muy movida ya que siempre está con ganas de jugar y pasárselo bien. Suele salir cuando algo que a ella le gusta mucho

Tori Grace: Una chica de 18 años bastante reservada,tímida y antisociales a la cual le gusta mucho el rock, esta viste siempre de negro y a veces usa capucha. No suele salir mucho ya que no quiere mostrarse

Edmon Sand: Por ultimo tenemos a Edmon el cual es de los 4 el peor de ellos ya que tiene mucho carácter,es jugador de básquet. Tiene 25 años y una irá incontrolable, siempre anda metiéndose en problemas... Pero detrás de esa ira hay un corazón con sentimientos. Nunca sale al menos que la situación necesite mano dura

A medida que Aaron crecía sus personalidades se hacían más notorios,pero en un momento los padre de Aaron y Jacob se separaron haciendo que cada uno se fuera con el otro haciendo que ambos jóvenes de ya 16 años cogieran depresión. En un momento de depresión Aaron llegó hacerse bastante daño en la cara dejando una pequeña cicatriz en su mejilla derecha. Cuando crecieron a los 19 ambos hermanos volvieron a verse y volvieron a forjar una bonita amistad,Aaron le contó a su hermano que en el tiempo que no había dado con el había grabado algunas canciones en solitario. Ya a los 24 sufrió junto a su hermano un terrible asesinato por culpa del padre ya que está por alguna razón los mando a matar. Al despertar estaba en un sitio bastante raro el cual no le sonaba nada ya que no era Boston ni ningún sitio que el había estado antes,camino por esos lares raros y vio un cartel grande llamado: Whisville

Especie: Explorador
Edad: 24 años
Bando: Dylan (Rey)
​Fecha de entrada a Wishville: 08/12/2019

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Nombre: Annerys Amir Morello (OCUPADA)

@Annx_WV
Avatar: Magdalena Zalesjka
Enfermedad Psicológica: Esquizofrenia y TOC
Historia: Nació junto a su mellizo, como fruto del amor fallido entre una exploradora y un vampiro; los primeros años de su vida transcurrieron con lo que dentro del mismo Wishville puede considerarse normal; vivían todos en una misma casa, compartían todo el tiempo que podían e incluso, gracias a su padre, comenzó a desarrollar su gusto y habilidades artísticas.

 

Con el paso del tiempo, diversos factores como el abandono de su padre y posteriormente de su madre, hicieron que la joven exploradora desarrollase su esquizofrenia, tomando como base las alucinaciones frecuentes en las que veía a sus progenitores en situaciones desesperantes y las indeseables voces que se hacían presentes en su mente de manera cada vez más constante.

No pasó mucho tiempo hasta que, cuando ya se encontraba en la adolescencia, su hermano la abandonó de igual manera en que lo habían hecho sus otros dos familiares. Así que, ya completamente sola, los entrenamientos, el orden de su hogar y el perfeccionamiento de todas sus habilidades, pasaron a ser el centro de la vida de la rider, sin lugar a dudas un claro inicio de un TOC.

Intentó continuar con su vida de la mejor manera posible, conoció a más personas, hizo algunas amistades, intentó pasar la menor cantidad de tiempo posible a solas... pero nada dió resultado. Un día cualquiera, la joven castaña tomó la desición de aislarse de manera radical durante un buen periodo de tiempo, perdiendo así el contacto con todos los que para ese entonces ya consideraba cercanos. De esta forma se mantuvo un buen periodo de tiempo, hasta que por fin creyó sentirse capaz de enfrentarse de nuevo al mundo.
Especie: Exploradora
Edad: 23 años
Bando: Eli (Reina)
Fecha de nacimiento: --/--/201-

Nombre: Tuc (OCUPADO)
@Fraile_Tuc_WV

Apodo: Lock

Avatar: Miguel Lago
Enfermedad Psicológica: Trastorno de personalidad antisocial y Trastorno explosivo intermitente (TEI)
Historia: Tuc era un joven beodo hijo de una pequeña casa noble de las tierras del norte de Escocia, dado que aunque era de corazón puro y noble éste seguía bebiendo, su padre el Lord de la casa lo mandó con 14 años a un monasterio para que aprenderse disciplina, allí pasó cuatro años hasta que lo pillaron robando de la despensa el vino crerical, tras ser sometido a juicio fue condenado por su padre a muerte, pero su tío intercedió ofreciéndole que se uniese al ejército real para así librarse de la muerte, el joven Tuc de 18 años aceptó la propuesta, pero de poco sirvió ya que al poco de entrar lo pillaron con una gran cogorza por robarle la cerveza a su teniente, de castigo por aquello fue mandado a la primera fila de infantería pesada (la carne de cañón) del frente en Trípoli, al pelotón de los condenados.

Allí fue creciendo en rango y de pensamiento haciéndole dejar casi por completo la bebida hasta liderar el mismo pelotón y desde su incorporación hasta la actualidad el frente no ha hecho más que avanzar hasta tomar una de las fortalezas fronterizas más importantes del enemigo, por desgracia esto lo trastorno de algún modo ya que para poder tomar la fortaleza tuvo que perder a muchos hombres, amigos y "hermanos", esto le hizo empezar a ver cosas que no parecian reales, tales como soñar con la batalla y despertarse entre sudores y seguir viendo los cuerpos de sus compañeros, decir su nombre y maldecirlo, al final no pudo más con aquello y acabó abandonando el campo de batalla, poco tiempo después fue capturado y condenado a la hoguera por estar "paaeido" por el demonio, de este modo llegó a Wishville.

Tras estar unos meses en el pueblo, relacionandose con sus gentes y conociendo a una joven al pobre Tuc le volvieron las pesadillas y los malos pensamientos por lo que se refugió el solo durante un tiempo en los bosques que rodeaban la ciudad principal, haciendo que dejase de hablar con la gente dándole un carácter más cerrado y por lo cual se puso como penitencia por sus pecados morales el apodo de "Lock" hasta que hace pocos días decidió volver a la civilización tras creer que puede reprimir aquellos pensamientos obligándose a olvidarlos; como si su mente llevase la misma armadura que lleva su torso.
Especie: Paladín
Edad: 40 años
Bando: Rey Dylan
Fecha de entrada a Wishville: 07/11/2018

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Nombre: Alex Morello (OCUPADA)

@Alx_WV

Avatar: Camila Mendes
Enfermedad Psicológica: Depresión y bipolaridad
Historia: Nunca conoció a sus padres biológicos. La pequeña Alex creció en un orfanato rodeada de muchos niños, casi todos menores a ella.

Cada vez que veía que alguna pareja iba a visitar el orfanato, cierta esperanza aparecía en ella, y en su rostro también se notaba.
Pero para su caso esto de la adopción era más complicado pues a la edad de 8 años Alex era muy depresiva, cosa que asombraba a más de una persona y era un motivo más para no darle una oportunidad.

Alex se caracterizaba por entender las cosas, y no hablamos de cosas como las que se aprenden en el colegio, no.
Ella entendía todo en cuanto a lo que pasaba, a lo que vivía. Ella sabía que estaba en aquel lugar porque sus padres no la querían.
Mientras pasaban los años, cuando Alex tenía 11 años de edad, después de ya no tener esperanza en que alguna de las parejas que iban al orfanato se fijarán en ella, apareció una.
Era una familia de muy buen nivel social, en cuanto les hablaron de Alex y de su "pequeño" problema que con el tiempo era más grande, sin dudarlo eligieron a la pequeña para que hiciese parte de la familia.

La emoción de la pequeña no podía ser más grande, lo había logrado.
Pero como siempre no todo es de color rosa como lo pintan.
Un día en el que Alex caminaba por toda la casa como ya lo hacía de costumbre escuchó una conversación entre su padre y madre adoptiva que se encontraban en el despacho. Era muy curiosa así que al ver la puerta entre abierta del despacho se aproximó a ella sin hacer ningún ruido.
Si hubiera sabido de lo que trataba hubiera deseado no haber escuchado esa conversación, o al menos no en ese momento.

-Gina, todo está saliendo maravilla, desde que adoptamos a la mocosa los periodistas no dejan de nombranos como la familia de gran corazón. Gracias a esa chica nuestras ganancias están aumentando, como lo planeamos".

La pequeña se alejó rápidamente y se dirigió a su habitación, se sentía herida por aquellas palabras y más triste aún por no poder hacer mucho.
Pasaron los años, Alex ya era una adolescente, con 19 años de edad aún recordaba aquel día en el que escucho esas palabras tan crueles por parte de su padre adoptivo.
En los años que habían transcurrido la chica desarrollo otro trastorno, la bipolaridad.
Sus cambios de emociones eran muy agresivos y esto claramente hizo que se diera a la luz en las noticias, haciendo que sus padres quedaran como los que se interesan por ella y los que hacía todo lo posible por mejorar su salud mental, aumentado durante todos esos años su fortuna.

Pero un día, quiso desaparecer de todo, se sentía agotada de todo así que sin planear mucho las cosas llevó una cuchilla a su habitación, cerró con llave y entró en el baño.
Llenó la tina con agua y luego se metió en ella. Tomó la cuchilla y cortó sus muñecas, sentía el dolor al principio pero luego iba desapareciendo, y todo a su alrededor también.

Especie: Explorador
Edad: 25 años
Bando: Eli (Reina)
Fecha de entrada a Wishville: 07/03/2014

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